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MERCADO, MARGINALIDAD Y ESTRATEGIAS DE SUPERVIVENCIA EN UN CONTEXTO D E POBREZA URBANA . PONENCIA

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Mensaje por M.Kaminecky Dom Sep 30, 2018 3:19 pm

UNIVERSIDAD NACIONAL DE LOMAS DE ZAMORA
FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES
PROGRAMA DE FORTALECIMIENTO PARA LA EJECUCIÓN DE PROYECTOS DE INVESTIGACIÓN

Ponencia: MERCADO, MARGINALIDAD Y ESTRATEGIAS DE SUPERVIVENCIA EN UN CONTEXTO DE POBREZA URBANA
Por Lic. Silvia Carreras, Lic. Margarita Kaminecky, Lic. Oscar Alfredo Actis Caporale y Lautaro Pedot



Descripción del proyecto

Históricamente la expansión del mercado coincide con la expansión del sistema salarial, convirtiéndose en el estructurante de la cotidianeidad para la mayoría de las personas en las sociedades modernas. En la actualidad atravesamos una época en que conviven – de manera contradictoria – dos procesos:
a. La expansión del mercado, producto de la aplicación de modernas técnicas de automatización en la actividad productiva, y la incorporación de espacios hasta entonces bajo otras relaciones de producción.
b. La disolución progresiva de la relación salarial y, como consecuencia, la disminución del número y la influencia de los asalariados. En este escenario económico – social, al tiempo que se incrementa la marginalidad social, crece el riesgo de expulsión de la relación salarial en nuevos sectores, denominados excluidos.

Por lo expuesto estamos realizando una investigación bajo el “Programa de Fortalecimiento para la Ejecución de Proyectos de Investigación”, 1998 – 2000, de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora en la Facultad de Ciencias Sociales.

Partimos de la siguiente hipótesis: Los sectores marginados adoptan nuevas estrategias de organización para subsistir en los intersticios que deja el campo laboral tecnificado, Y las organizaciones alternativas se convierten en espacios de resocialización para los nuevos actores marginales.

Este enunciado a su vez se sustenta en una presunción, la de que marginados sociales y excluidos deben ser comprendidos no solamente como colectivos emergentes de un contexto altamente regresivo desde el punto de vista económico social, sino también como fundantes, estructurantes de nuevos patrones de organización, resolución de problemas, imaginario cultural que imprime una nueva orientación a la totalidad social

Dentro de nuestros objetivos operativos están los de: - Profundizar los conceptos para definir el fenómeno de la marginalidad, y distinguirlo de que usualmente se define como “nuevos pobres”en la actual etapa del desarrollo socioeconómico.
- Investigar las estrategias formales e informales que adoptan los sectores marginales para producir y reproducir sus condiciones de existencia, su vinculación con el mercado, las formas de propiedad y representación simbólica .
- Indagar sus relaciones con el conjunto de las instituciones y el resto de la sociedad.

A partir de lo expuesto el estudio se realiza en grupos pertenecientes a los estratos pobres y empobrecidos en el partido de Lomas de Zamora, provincia de Buenos Aires, centrado en el trabajo de campo, en tres espacios determinados: Asentamiento El Bosque (Villa Lamadrid), Club del Trueque y Asentamiento “Tres de enero” (Villa Fiorito). Estos grupos fueron seleccionados a través de la Base de datos de organizaciones Sociales de Lomas de Zamora. La metodología utilizada se basa en un enfoque antropológico, con técnicas de trabajo cualitativo que consisten en un trabajo intensivo y en profundidad en campo, para lograr la obtención de categorías que permitan la comprensión de los grupos estudiados. Un estudio de características cualitativas, descubre la existencia de determinados comportamientos, actitudes y discursos en la población que marcan ciertas tendencias de la práctica social. La técnica utilizada en estos trabajos es la entrevista prolongada con los jefes de familias y otros miembros de éstas. Ésta se realizó sobre ejes de recolección de datos .



Estado de la cuestión

La mundialización del mercado y la recurrencia cíclica de economía aperturistas y protegidas en nuestro país, han profundizado los efectos negativos en poblaciones de pobreza crónica y los han ampliado a otros sectores, como los llamados nuevos pobres. Concebimos pobreza como hn descrito FriedmanJ. y Sandercock ,L.(1995) “una desposesión que no se agota en el campo del consumo de bienes y servicios sino que abarca la desposesión psicológica (desvalorización de la propia imagen personal), social (falta de reconocimiento e identidad) y política (escasa participación en las decisiones de la propia vida y de los colectivos sociales). La pobreza no tiene su origen sólo en la falta de desarrollo, sino fundamentalmente es producto del modelo de desarrollo (hoy en su variante neoliberal) de la sociedad actual que se asienta sobre la valorización del capital y sólo en forma subsidiaria en las necesidades humanas.

Entendemos la sociedad como un campo de interacciones donde los sectores marginales están en relación de interdependencia funcional y/o conflictiva, según las circunstancias, con distinto nivel de relevancia para el ordenamiento social hegemónico. La marginalidad describe la situación de aquellos grupos sociales para los que la pobreza crónica estructura sus vidas familiares. Su integración material y simbólica a la sociedad está fuertemente restringida en distintas áreas: bienes materiales, identificación cultural, articulación social e institucional, poder decisional, etc.

La emergencia del concepto exclusión está ligada a la situación europea de posguerra y abarcaba todas aquellas categorías sociales desprovistas de la protección de la seguridad social: minusválidos, marginados sociales, adictos, desocupados, sin techo, ancianos, niños, jóvenes, mujeres, etc. Dados los variados usos del término a partir del inicial, amerita una comparación con el de marginalidad para fundamentar el empleo de éste último en el caso particular de la población de un asentamiento del Conurbano Bonaerense, con una realidad económica y sociocultural largamente postergada en la satisfacción de las necesidad sociales básicas. Tanto con los llamados excluidos como con los marginales sociales nos encontramos en el ámbito de la participación social respecto de un núcleo mayor o conjunto social. El carácter absoluto que imprime la palabra excluido (se trata de quienes quedan “afuera”) retrotrae la ya saldada discusión que se conoció con el concepto de marginalidad, la de la dualidad de la sociedad: la sociedad segmentada en dos partes cada una definida por rasgos contrarios, incluido/excluido; marginal/integrado. Para evitar este dualismo conviene no definir los sujetos colectivos a los se aplica por sus características sino por la interrelación que mantienen con el sistema global.

Hay que señalar que está ampliamente aceptada por las ciencias sociales la estrecha articulación y complementariedad entre los sectores que se representan en todo dualismo producto de la totalidad partida. Todos forman parte del cuerpo social, aunque lo hacen desde posiciones sociales que traducen desventajas, participan de la construcción de la totalidad social. Sin embargo no es suficiente señalar la interdependencia porque quedaría sujeta esta aclaración al malentendido de que están integrados. La integración supone niveles de control de recursos y autonomía que no gozan estos sectores, de modo que su participación activa debe reconocerse desde el hecho de que su actuación no es accesoria a la lógica de la reproducción capitalista.

El término excluidos, en uno de sus usos, se aplica a grupos poblacionales cuya actuación social se encuentra marcada por los signos de una segregación sociocultural agregada a la de la pobreza económica que ya padecen, de resultas que a los contrarios de la pobreza económica se agregan los dintintos. Esta exclusión encuentra sus fundamentos en la esfera política, en la participación de los derechos que asisten a las personas y que los poderes públicos reafirman. Resalta las limitaciones de “poder” decidir de estos sectores ya que preferentemente eligen a quien decidirá por ellos pero se encuentran incapacitados para hacerlo sobre el curso de sus vidas en tanto les fue usurpado el control sobre esferas tan vitales como el tener, poder y saber.

La importancia atribuida al concepto de exclusión en estos últimos tiempos no es un impedimento para emplear el de marginalidad. Se comprende la generalización del concepto de exclusión a partir de la preocupación mundial que desatan fenómenos como los de ruptura de solidaridades, violencia urbana, corrupción, delincuencia, etc. Poner el acento en la cohesión social es legítimo pero no repara con la misma fuerza en la desigualdad económica, que es la que permanece. La ruptura de lazos, quiebre de valores, son la manifestación de un proceso de reestructuración tecnológica y productiva, que desde los años ’70 viene imponiéndose y reclamando readaptaciones a las leyes económicas, conformidad de las instituciones al mercado.


El concepto de marginalidad es operativo para el universo social de la pobreza crónica. Advertimos que después de décadas de economía informal, descalificación laboral y segregación sociocultural este estilo de vida fue adoptando, para el resto de la sociedad, un carácter trasgresor. Por esto, su identidad cultural es rechazada por el conjunto social.

Primeras conclusiones

La dinámica social estuvo, durante por lo menos los últimos dos siglos, en gran parte determinada por el enfrentamiento entre la clase obrera y la clase capitalista. Esta lucha entre las clases fundamentales del modo de producción capitalista tuvo como consecuencia, al igual que en los sistemas que lo precedieron, el despliegue de todas las potencialidades del mismo. Pero las experiencias anteriores no nos autorizan a concluir que dicha lucha culmine con el triunfo definitivo de una clase sobre otra. La realidad actual parece indicar lo contrario: el decrecimiento numérico y la consecuente transformación de la influencia de ambas clases desemboca en la emergencia de otros actores sociales y otras formas de lucha social.

Constatamos la existencia de un sector social, denominado indistintamente excluidos o marginados, que forman un conjunto que aumenta al compás del desarrollo tecnológico que impulsa la clase capitalista. Su condición deriva de la expulsión de millones de personas del ámbito del trabajo asalariado y de la ruina de los propietarios más débiles. Esto significa su progresiva exclusión del mercado para acceder a la satisfacción de sus necesidades. Pero no están excluidos de la sociedad.
Entendemos que la indistinción señalada no expresa las particularidades y por eso hacemos eje en la precisión conceptual entre marginados y excluidos, incluyendo estos últimos entre los llamados “nuevos pobres “.

Los sectores expulsados de la relación salarial y los propietarios arruinados debilitan su relación con el mercado global e ingresan, paulatinamente, en el territorio de la marginalidad social. Deben resolver sus condiciones de existencia estableciendo relaciones -que son relaciones de producción- fuera del ámbito del mercado de trabajo capitalista. Al ser un fenómeno creciente, que responde a la lógica del desenvolvimiento del modo de producción capitalista, los excluidos constituyen un actor social cada vez más importante. Corresponde entonces comprender el papel que cumplen en la actual dinámica social y que no parece ser explicado suficientemente desde la perspectiva que les adjudica escasa o nula relevancia en los procesos de transformación social. Los excluidos del mercado laboral, los marginados por la sociedad, todos ellos desocupados, están siendo objeto de un tratamiento más atento por los estudios sociales actuales.


La lucha de clases impregna todos los intersticios de las sociedades divididas en clases y se manifiesta simultáneamente y de manera concreta en todas las esferas de la vida social. En el plano económico –cómo se reparte el producto del trabajo humano-, en el plano político –quién dirige la sociedad- y en el plano ideológico –qué escala de valores rige el ordenamiento social. Pero no es un proceso lineal, que va de menos a más para culminar en un resultado determinado. Por el contrario, es aleatorio y los actores sociales se modifican permanentemente. Que sus protagonistas fundamentales durante un periodo histórico dejen lugar a otros, no significa su extinción. Ningún modo de producción desaparece hasta tanto no agota todas sus posibilidades de desarrollo. El producto más genuino de la lucha en el capitalismo actual es la tecnología , base material de la sociedad futura, cualquiera sea la forma de organización que adopte. Concientes o no, con objetivos claros o sin ellos, los seres humanos, por el hecho de vivir en sociedad, participamos de ella. Pero su resultado está determinado sólo en la medida en que ciertas tendencias y fuerzas sociales se fortalecen o debilitan y la voluntad de luchar por un mundo más justo se mantiene.

Dentro de los sectores que se mueven en el escenario de la marginalidad económica y social, observamos algunas variaciones de las modalidades de resolución de las necesidades y problemas, que fueran estudiadas y descriptas en la producción teórica de la década del ’70. Comprobamos que predominan estrategias reproductivas de las necesidades perentorias, con niveles de organización escasos y temporales, que comprometen redes fundamentalmente de extensión familiar y/o vecinal y la fuerte, aunque no suficiente intervención asistencial del estado, aún en el debilitado papel que asume el mismo como producto de la política neoliberal.

Con respecto al Club del Trueque, constatamos su crecimiento como estrategia de existencia en amplios sectores de la población, su conflictiva adaptación a la heterogeneidad social , en tanto su origen está ligado a parcialidades que habiendo sido expulsadas del mercado de trabajo disponen aún de servicios , capital social y cultural intercambiable. Se trata de una estrategia de acceso directo desburocratizada, con reglas claras que permiten sortear el comportamiento corporativo de los grupos que actúan en el mercado formal y con una extendida participación de la mujer.
Aunque nos encontramos en plena observación de ésta unidad no advertimos, desde el punto de vista organizacional, la ampliación o motivación de articulación con otros campos, reduciéndose a una estrategia meramente reparadora que no avanza sobre aspectos centrales como la producción limitada al ámbito individual o familiar.

Bibliografía general

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- Norma.






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