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Universos simbólicos

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Mensaje por M.Kaminecky Lun Ago 05, 2019 11:52 am


UNIVERSOS SIMBOLICOS. CREENCIAS Y MITOS.

Por qué pensamos e interpretamos de maneras diversas el mundo, la realidad, las relaciones e incluso las cosas? La justificación de la existencia de diferentes modos de conciencia, interpretaciones, esquemas simbólicos reside en el hecho de que los humanos no procedemos de manera mecánica, ni nos regimos por un orden inmanente, sino que dotamos de significaciones a nuestras percepciones, sensibilidades y acciones.
La experiencia humana tiene dos maneras de experimentarse:
Directa: la que proporciona las sensaciones
Indirecta: conceptual, donde intervienen la memoria, la abstracción y donde el significante es sustituido por el símbolo. El símbolo, en este caso, remite a la conexión de algo conocido con algo desconocido.
En las culturas se elaboran imaginarios culturales ( como los llamó el griego Castoriadis) donde confluyen lo que entendemos por concepción del mundo
( cosmovisión), mentalidad ( una manera de pensar) y también lo ideológico ( el punto de vista).
Se trata de esquemas de significaciones, símbolos, valores, códigos, sistemas de clasificación, esquemas de acción y percepción, que se heredan, y se transmiten históricamente. Estos esquemas están para ordenar nuestras vidas, relaciones, prácticas individuales y colectivas al tiempo que se renuevan en las acciones.
Recientemente, después de la crisis de hegemonía del positivismo y la razón instrumental en el conocimiento, la semiología- que estudia los signos en la vida social- pasó a orientar el estudio de los productos culturales lo que evidencia un desplazamiento del énfasis del problema de la conducta a la interpretación de los significados.
Los modos de pensar, los esquemas de pensamiento y las prácticas que ellos encarnan es el material por el que se interesa la antropología.
La antropología simbólica se ocupa del estudio y análisis de estos productos culturales porque parte de la convicción de que los significados que los humanos le damos a nuestras acciones tienen mucha importancia para desentrañar la vida social de los diferentes grupos humanos. Esta antropología se presentó al mundo en la década de los ´60 pero tiene su apogeo entre los años ´73 y ´78 , y es uno de los intentos de teorización de la cultura más importante de los tiempos recientes. Tiene su origen en la posguerra, en medio del desgaste de las relaciones coloniales
que se manifestó como rebeliones nacionales y movimientos de liberación ( india en 1947, China en 1949, Vietnam del norte en 1954).
La antropología simbólica es parte de un movimiento más amplio, la antropología interpretativista que dialoga con la fenomenología y el existencialismo, y deriva finalmente hacia mediados de los ´80 en lo que se conoce como antropología posmoderna. En Norteamérica se afirma como antropología comprensiva en los años ´80 y sostiene que para conocer los significados intencionales de las prácticas hay que desarrollar cierta empatía con el otro.En los años ´90 esta antropología conoce una etapa literaria porque se ocupa de los modos de escritura etnográfica, y finalmente como antropología poscolonial se propone volver a las particularidades de los pueblos desprendiéndose del autoritarismo del pensamiento occidental colonialista.
Al mismo tiempo que la antropología simbólica hacía su aparición en EEUU, las antropologías nacionales proponían desconocer los análisis de las naciones europeas e introducir el carácter político de las producciones culturales: las culturas subalternas se habían conformado en el marco de una matriz de sometimiento y dominación total ( política, económica y cultural como lo señalaban Worsley, Balandier, Gluckman, Goddard, Anderson ) .Los imaginarios culturales se conforman en contextos de poder, es decir en el campo de relaciones desiguales, en la disputa de culturas hegemónicas y subalternas, de manera que las culturas pueden expresarse en elementos dominantes, residuales y emergentes ( R. Williams).
Existen diversas antropologías que toman como tema de interés lo simbólico: están las que reflexionan sobre el trabajo de campo ( Paul Rabinow, ) , las que se ocupan de los modos de escritura etnográfica ( James Clifford y Geoge Marcus ) , las que tienen interés en el contexto histórico-social y político del trabajo de campo ( Talal Asad, Eric Wolf) pero también quieren desentrañar la carga ideológica por su compromiso con las naciones colonialistas.
Por otra parte existen diferentes tratamientos de los símbolos entre los autores: Algunos ponen atención en el contenido, otros tienen interés en la lógica o propiedades de la estructura de los sistemas simbólicos, o también están los que se abocan a su dimensión expresiva y quienes se ocupan de sus funciones sociales y políticas.
Se puede distinguir dos acepciones de lo simbólico: Una restringida, entiende que forma parte del orden de lo simbólico las obras de la cultura que tienen valor expresivo ( ritos, mitos, creencias), y una amplia, remite al proceso constitutivo del estado de cultura, esto quiere decir que la cultura a través de los símbolos vuelve inteligible el mundo; el acceso al mundo simbólico implica el acceso a la creación, comunicación, desarrollo, sostén y preservación de conocimientos y actitudes frente a los problemas del vivir. Los símbolos comunican ideas, conocimientos, creencias y también conflictos.
Según Clifford Geertz los símbolos son actos, conductas, estados de conciencia, palabras, relaciones, acontecimientos que vehiculizan ideas, y mediante ellos los integrantes de una cultura comunican su visión del mundo y su ethos ( estilo de vida) Para este autor los símbolos son modelos de la realidad ( es decir representaciones de la realidad) pero al mismo tiempo son modelos para la realidad, es decir organizan la realidad. Por ejemplo los símbolos del cristianismo ofrecen por un lado una visión concreta de la sociedad, pero a la vez son guía para la acción, de manera que la acción simbólica estaría determinada por el uso que hacen los hombres de los sistemas simbólicos. La conducta en sí no importa porque ésta toma sentido a partir del rol que juegan los símbolos en un esquema de vida, y no de las relaciones intrínsecas que mantienen entre sí como pensaría L. Strauss.
Clifford Geertz propone un concepto semiótico de cultura. Esto quiere decir que ve el símbolo como un aspecto de la teoría de la significación; el signo es portador de significado, cosa que niega L. Strauss porque para él el signo no tiene sentido, la clave está en sus relaciones.
Según Geertz los seres humanos vamos creando a lo largo de la historia, puntos de vista, cosmovisiones, es decir una red de sentidos y formas de expresarlos. Esta red en la que estamos insertos, no es otra cosa que el conjunto de intercambios de significaciones, creencias e interpretaciones que se va tejiendo a partir de la interacción comunicativa. Como toda red, no tiene un significado único, sino que este sentido se va entretejiendo entre todos, se lo va aprendiendo y la manera de compartirlo es diferente según los grupos de pertenencia y las condiciones de apropiación de los significados.
Los imaginarios que construyen las sociedades pertenecen al orden de lo simbólico, pero también son materiales y sociales. Según P. Bourdieu , Lo que llamamos universo simbólico ( autoridad, prestigio, reconocimiento , identidad, buen gusto)
es, por un lado, un capital que se adquiere inmerso en instituciones y puede ser objetivado, es decir, puede hacerse visible como títulos, obras de arte, diplomas. Por otro lado , es un capital social porque se adquiere participando en la sociedad, actuando, y lo que es más importante también puede convertirse en bienes económicos; de manera que el universo simbólico se entrama y representa condiciones sociales de existencia.
Con este planteo se abandona el estudio estructural de las prácticas, ya se trate de la estructura mental levistrossiana como la tecno-económica marxista, y la preferencia se inclina hacia los significados, los símbolos, lo subjetivo, las irregularidades y las particularidades.
Haciendo confluir el planteo simbólico con las interpretaciones hermenéuticas y la teoría de las prácticas , se puede agregar que esta trama no tiene un significado ùnico, tampoco puede pensársela como algo estable , porque en esta red se producen y distribuyen significados pero al mismo tiempo hay una apropiación de significados por parte de los sujetos ( aceptación-rechazo-modificación) de manera que los receptores también cumplen un papel muy importante, no solamente los productores, porque pueden adoptar, adaptar, resignificar, resistir, negar, los significados predominantes según afinidades o controversias con los mismos.
En su análisis hay que dar cuenta de las maniobras y operaciones que los sujetos realizan para construir las tramas de significados que los representan.
Ocurre que el mundo cultural está en permanente movimiento, y como diría Antonio Gramsci, los significados subalternos libran constantemente batallas con los significados hegemónicos, y esto produce cambios, transformaciones de sentido, pero no sólo en las significaciones sino también en las relaciones sociales y económicas, por eso además de tener en cuenta su historicidad, su carácter político, no hay que desconocer su carácter dialéctico, donde se juegan negaciones que producen transformaciones
Esto indicaría entonces que las significaciones culturales de los grupos sociales deben estudiarse atendiendo a las fuerzas estructurales, que si bien no son enteramente determinantes , sí direccionan las interpretaciones a opciones de peso. Las significaciones son producto de experiencias subjetivas ( individuales y grupales) pero están entramadas en procesos sociales más amplios, entonces es necesario incluir en su análisis la economía política, el sistema social, el régimen ideológico).
Por otra parte hay que comprenderlas dentro de la lógica de los pueblos que la producen, teniendo en cuenta la visión de los propios nativos que se ponen de manifiesto en sus relatos.
El mundo es una construcción social que surge de la interpretación que hacemos los humanos de los hechos y las circunstancias, no son sólo los hechos y las circunstancias. Esos mundos pueden ser apropiados por las personas en forma de conocimiento racional, creencias, rituales, magia. Estas son modalidades de simbolizar su experiencia y en estos espacios simbólicos construyen identidades, arman sus subjetividades, que son modos de producirse, representarse, reconocerse y distinguirse en la cultura que les ha tocado vivir.
Las creencias son una forma alternativa de pensar, de explicar el mundo. Cuando estamos en la dimensión de las creencias como representación de la realidad, no estamos ante un conocimiento atrasado, tampoco solamente ante un relato sino ante otro modo de conocer y actuar.Se trata de prácticas interpretativas que ordenan el mundo significativo, ( concepciones de tiempo, espacio, vida, muerte, futuro) y son entendidas por sus protagonistas no sólo como convenientes sino inevitables, son aceptadas como verdad y no necesitan comprobación, aparecen como parte integral de la naturaleza de las cosas.
Tienen su propia lógica y fuerza . Por medio de las representaciones los sujetos se hacen una idea del mundo, los hechos y las cosas, no se trata de una réplica sino una formulación-reformulación del mundo. No se puede negar que se trata de significados que encubren relaciones( por ejemplo entre propietarios y no propietarios) pero son útiles y convenientes para organizar la vida cotidiana, y al mismo tiempo componer una visión coherente para actuar en el mundo.
Para entender su dinámica tenemos que adentrarnos en el sentido común que trató de entender Gramsci. El sentido común ( las creencias) interviene en la construcción de hegemonía y la hegemonía es parte constitutiva de las prácticas, de los cuerpos que la ejecutan y de las relaciones sociales. La hegemonía está presente en los valores que nutren la vida cotidiana, en las normas del deber ser y hacer, por lo tanto las creencias son producciones que tiene una relación estrecha con la reproducción o transformación de hegemonías.
Otra propiedad de las creencias es que nos disponen a actuar de manera determinada, si alguien se queda sin trabajo, actuará en función de la representación que se tiene del trabajo, en nuestra cultura quedarse sin trabajo conduce a salir a buscar, o protestar, o deprimirse, etc. Se suele entender que primero se cree y después se actúa en consonancia con las creencias, pero este modo del pensar disociado del actuar no habla con justicia de las creencias porque estos dos campos ( la creencia y la acción) son partes de un proceso activo que se retroalimenta, que al tiempo que se asume una creencia ésta es performativa porque genera, produce comportamiento. Por otra parte si las creencias se elaboran en tensión con las creencias hegemónicas nuevamente se puede observar que creencia y acción se entremezclan en un mismo proceso activo, productivo.
El sociólogo francés Léger Daniéle Hervieu, especializado en el estudio de la sociología de la religión, dice que cuando la gente adopta una creencia, el proceso va acompañado de comportamientos que la justifican, incluso las relaciones interpersonales se conforman en función de una nueva creencia o identidad. Las creencias que se adoptan no surgen únicamente de su iniciativa sino que se asientan en paradigmas pre-existentes de un universo cultural cognitivo que comparte.
Podríamos completar este análisis diciendo que ante la existencia del mundo real, por medio de las creencias establecemos una relación entre el mundo real y posible, ya que sobre cada hecho que acontece en el mundo real se puede construir mundos posibles. Estas construcciones pueden ser prescriptivas ( dicen lo que hay que hacer) , restrictivas ( lo que no hay que hacer) y tabú ( si no se las cumple se vive en la culpa y el temor)
El contenido que asociamos a las creencias suele provenir de conocimientos teóricos pero la mayor parte de conocimientos objetivados de la experiencia. Se componen de intuiciones, máximas morales, sabiduría tradicional, ideologías, significados que tienen una fuerte perspectiva etnocéntrica. Se trata de una representación del mundo y representarse el mundo es tener una versión de él que deriva de nuestro esquema de organización cognitivo aprendido en nuestra cultura.
En la historia hemos representado el mundo de diversas maneras : Los griegos en la época Homérica experienciaban el mundo como una totalidad, un todo indiviso entre hombres, dioses, tierra, cielo. Otros pueblos percibieron el mundo pensando que hay una esencia, una realidad independiente del referente. También hay otra manera de acercarse al mundo que es pensar que la realidad tiene sentido según cómo se la enuncia, cómo se habla de ella ( el mito, la ciencia, la poesía, el arte).
Hay distintas perspectivas de abordaje de las creencias: Una señala que las creencias contribuyen a organizar las nuevas experiencias, otra (el australiano Michael Taussing) entiende las creencias como metáforas de conflictos y situaciones estructurales. Este antropólogo estudia las creencias de resistencia al sistema capitalista monetario y al trabajo asalariado en los mineros del estaño de Bolivia-
Y lo hace mediante el estudio de las creencias en el diablo. Esta creencia está asociada a los deseos de ganancia material, pero él entiende que se trata de una respuesta de la gente frente a una forma destructiva y maligna de organizar la economía ( el capitalismo) . Para Taussing, la creencia en el diablo tiene un sentido histórico y está entroncado en la contradicción fundamental de una formación socio-económica . Se trata de una explicación desde el conflicto, con un enfoque histórico, articulada con la economía política que parte de la contradicción principal del sistema capitalista.
Los mitos son otra manera de representar la vida social por parte de los grupos humanos. No hay sociedad que pueda vivir sin mitos, pero además son sumamente importantes porque están relacionados de manera estrecha con la producción de subjetividades e identidades, como se pudo notar con las creencias.
Los mitos son modelos de inteligibilidad y deben ser pensados dentro del orden del discurso, que hablan del sentido de la vida, la experiencia, el cosmos. Desde la teoría son relatos fundadores que los miembros de una sociedad trasmiten de generación en generación y como forma narrativa se distinguen de los encantamientos chamánicos o los recitativos rituales. Muestran contradicciones con las leyes de la naturaleza y la sociedad mediante escándalos lógicos, físicos y morales , por ejemplo cuando- y es muy frecuente- ponen en escena personajes en los que se encuentran confundidos los reinos animal y vegetal. En estos relatos intervienen dioses, animales parlanchines y seres sobrenaturales, entidades sagradas que explican la génesis del mundo ( por ejemplo la manzana de Adán y Eva, el Arca de Noe, Moisés en el Monte Sinaí, Eva Perón, la Masonería, Kiss pisaba pollitos, Pelé debutó con un pibe).
Sin embargo el mito nos plantea una respuesta muy abarcativa de la realidad, que resulta reduccionista. Es una construcción simbólica incompleta, porque los consumidores se encargan de llenarlo de sentido. Se trata de una construcción simbólica colectiva que la sociedad le da el valor agregado a los acontecimientos. Por ejemplo el Mio Cid para la sociedad española medieval, Ulises para el alma griega, el Martín Fierro para la búsqueda de dignidad del gaucho argentino. Son productos culturales que hablan de la comunidad a la que hace referencia.
Aunque los mitos suelen considerarse resabios del pasado, paralizados en el tiempo y carentes de significado para el presente, hablan aún hoy porque los mitos cambian. El pensamiento mítico trabaja sobre la materia narrativa y la va modificando de acuerdo a las transformaciones históricas, políticas, nuevas concepciones. Las imágenes se reajustan al nuevo entorno geográfico, familiar, social en el que la sociedad está sumergida, por ejemplo pueden ocurrir nuevas alianzas, nuevas confrontaciones, episodios trágicos en la sociedad, catástrofes, nuevos valores y tradiciones. Incluso si hay crisis brutales, el mito puede morir y pasa al campo de la fábula.
Sin embargo se trata de un material contradictorio porque al mismo tiempo que están sometidos a las presiones de las transformaciones sociales, también son un dispositivo de presurización del tiempo; suelen resistirse al paso del tiempo, y por eso suelen estar asociados a sociedades ágrafas.
El mito opera refundando, son procuradores de renacimiento . Arnold Toynbee dice sobre la desintegración de las civilizaciones, que los cismas, las crisis, no se resuelven retornando al pasado, o yendo a futuros idealizados, sino que se resuelven con el nacimiento de algo nuevo, lo que se desmembra debe volver a nacer, debe regenerarse.
Joseph Campbell piensa que el mito como estructura de comprensión del mundo es universal y establece relaciones psicológicas y con el lenguaje, la religión, el desarrollo artístico y los códigos morales. Por eso para él los psicoanalistas son imprescindibles para entender el mito porque nos pueden hacer entender aquello que a nosotros nos parece oscuro pero que a través de ello habla el pensamiento humano. ( Freud, Jung ) porque los mitos, los héroes, las hazañas del mito, sobrevivieron en los tiempos modernos. Cree que el inconsciente se expresa a través de los mitos, porque el inconsciente manda imágenes engañosas, ya que hay fuerzas psicológicas que no se han integrado a las vidas concientes y permanecen latentes, y un olor, un color, un paisaje las hace aparecer en la conciencia, lo cual , por un lado es peligroso porque amenaza la estructura de seguridad, pero también es fascinante, porque abre el reino de la aventura del descubrimiento del yo.
Por ejemplo el triángulo de la primera infancia ( el hijo contra el padre por el amor de su madre y la intrusión radical del padre) podría entenderse como del orden del mito porque es de otro orden que el racional, en este triángulo hay impulsos, de muerte y de amor. La historia del diluvio es otro relato que aparece en todas las culturas de la tierra, es el mito arquetípico de la fundación del mundo.
En los mitos clásicos lo primero que hace el héroe es retirarse de la escena, vencer obstáculos en una travesía que se convierte en una hazaña y retornar victorioso. El héroe es la imagen más fuerte del mito, es el que sabe combatir y triunfar sobre sus limitaciones para volver transfigurado y enseñar las lecciones que aprendió sobre la renovación de la vida. Este torrente, energía vital que regenera , tiene que salir de algún lugar, de un punto inmóvil, por ejemplo en la leyenda del Buda es un árbol, en otros puede ser una montaña, un loto de luz, una ciudad, que de última sería la encarnación del dios( el punto inmóvil). A través de esas manifestaciones del punto inmóvil irrumpe la energía de la continuidad , de la eternidad.
En la aventura del héroe se pueden distinguir momentos: la llamada a la aventura, la negativa al llamado, la ayuda sobrenatural, el cruce del umbral, los obstáculos y el camino de las pruebas, las tentaciones, reconciliación, gracia, negativa al regreso, el fin del microcosmos y el acceso a lo universal, la unidad de la multiplicidad.
Prometeo robó el fuego de los dioses y descendió. Jasón navegó a través de las rocas y entró al mar de las Maravillas, engañó al dragón que guardaba el vellocino de oro y regresó con el vellocino y el poder para disputarle el trono a un usurpador.
Eneas bajó al fondo del mundo, cruzó el río de los muertos y pudo hablar con la sombra de su padre muerto.
La proeza del héroe es llegar al conocimiento de la unidad de la multiplicidad y luego darla a conocer, liberar vida para el mundo, hacer circular el alimento, en términos dinámicos hacer fluir la energía, en lo religioso manifestar la gracia, en lo existencial manifestar la fuerza vital.El héroe es el arquetipo salvador del mundo. Por donde pasó el héroe se hacen santuarios, se santifica el espacio para que sirva de sostén , son símbolos de la voluntad de sumisión ( a dios, a Alá, a Viracocha, al sol, etc).
La aventura del héroe sigue el modelo de la separación del mundo, penetración en la fuente del poder y regreso a la vida para vivirla con más sentido, es el proceso de pasaje que motiva el rito, porque el mito dialoga con el rito, no se los puede entender separados, si el mito es el momento del pensar el rito es el momento del actuar. Esto nos ayuda a entender las necesidades del espíritu humano, sus poderes, aspiraciones, vicisitudes, sabiduría, límites. El mito es un arquetípico y muy inspirador para la cultura humana.
Para las culturas que se nutren del mito, el paisaje toma vida ( por ejemplo lo que dice Kusch del mundo andino ) por las sugerencias simbólicas las colinas y los bosques tienen protectores sobrenaturales y todo se asocia con la creación-recreación del mundo.
Según el historiador rumano Mircea Elíade,- autor de lo sagrado y lo profano, mito y realidad, Mitos, sueños y misterio, El Chamanismo y las técnicas arcaicas del éxtasis, todas estas maneras de representación son coherentes y organizadas, no como los pensaba la racionalidad moderna que los veía como productos ilógicos, irracionales.
Elíade forma parte de un grupo de pensadores que estudian la religión, el mundo de lo sagrado y su relación con lo profano. Se apoya en los estudios de Schultz sobre los métodos y procedimientos para conocer la vida cotidiana de los pueblos.
Estudia los mitos en términos de su manifestación no de su funcionalidad. El mito es constitutivo de la humanidad, no innato, sino constitutivo.
Manifiestan una condición del inconsciente colectivo. Mientras para Kant no existe el sujeto sin las categorías a priori del entendimiento; para Elíade tampoco existe el sujeto antes que lo sagrado. ( lo sagrado está también en el lugar que está el pensar para L. Strauss) . El mito es la manifestación de lo sagrado, y lo sagrado se liga con el inconsciente humano.
Es imposible el conocimiento de lo sagrado, lo sagrado no se piensa, es una manifestación. Como neokantiano piensa que es imposible el conocimiento de dios, de hecho para Kant el conocimiento de la cosa en sí es imposible, sólo conocemos cómo las cosas son captadas por el entendimiento.
Elíade escinde la experiencia de la discursividad. Lo mismo que el filósofo y antropólogo Paul Ricoeur que entendió que es en la comprensión que se captan los sentidos de los símbolos, no en la explicación que busca causas. La comprensión es del orden de la experiencia que siempre rebasa la explicación de la vivencia.
Sin embargo lo sagrado, aquello a lo que remite el mito, no debe entenderse como un estado pre-mental, como lo hicieron los evolucionistas, porque el mito siendo aquello que proporciona un modelo para la actuación y significado a la existencia humana, no tiene nada de pre-mental.
La idea es ver cómo lo sagrado se expresa, se manifiesta en la experiencia de lo humano. Reconoce que ya con los griegos el mito se fue vaciando de contenido metafísico para avanzar en el campo del logos, después el judeocristianismo lo ligó a la mentira sin embargo a pesar de ello se puede reconocer manifestaciones de lo sagrado en la vida moderna.
Elíade trata de asociar los mitos a las representaciones simbólicas de los pueblos primitivos que no han accedido al pensamiento científico.
Señala que el mito cuenta la historia de un acontecimiento que tuvo lugar en un tiempo primordial, es decir cuenta sobre la creación de algo y trata de comunicar la sacralidad de la vida humana. Por eso debe contárselo en el marco de una ceremonia, con preparativos, encausando la concentración, porque implica el ingreso a otro tiempo y otro espacio, el tiempo sagrado.
Con el mito se puede rememorar lo que han hecho los dioses, repetirlo y eso les da potencia a la comunidad para ir al origen y adquirir de él un poder mágico. El tiempo mítico es fuerte porque pone al recitador frente a las potencias sobrenaturales, comparte la presencia con los héroes y dioses y accede al tiempo primordial cuan do tuvo lugar por primera vez el acontecimiento.
Para el hombre moderno el tiempo es irreversible pero para el hombre arcaico el tiempo se repite, se reactualiza a través del rito. La temporalidad lineal aparece con la concepción bíblica, y no puede operar para la revivencia del tiempo. Sin embargo vemos que no sólo en la antigüedad es importante el retorno al tiempo originario porque la reforma de la iglesia retornó a la biblia, la revolución francesa a los romanos, La cultura latina siempre intenta volver a la grandeza de Roma, Alemania a lo primordial de lo ario, el marxismo al paraíso, o la novela policial siempre a la lucha entre el bien y el mal.
Se nutre de otros filósofos como Rudolf Otto, que tiene la idea de lo sagrado como lo otro, lo totalmente otro, lo sagrado como experiencia de lo totalmente extraño, de aquello que no es humano. Otto la llama experiencia de lo numinoso, una manifestación en tanto tal, una manifestación por sí misma, que no necesita intermediaciones. Lo sagrado se manifiesta de manera inmediata, sin ninguna intermediación social o cultural, se presentiza como lo extraordinario, lo totalmente otro. Por eso propone una comprensión de lo sagrado como estupor frente a la divinidad, frente a lo majestuoso. Por eso la asocia a lo misterioso y también a lo aterrador. Lo numinoso atrae por el misterio pero al vez por su terror irrefrenable
( la majestuosidad de Dios aterroriza).Por eso frente a su majestuosidad el estado de criatura ante dios, la sumisión de la criatura.
Elíade pensó antológicamente lo sagrado, no sociológicamente (como Durkheim).
Lo sagrado en término de experiencia con lo sobrenatural. Una experiencia que pertenece al estado de ser ( lo que es, lo que existe ) y no puede ser planteado en términos de corpóreo o racional. No remite a la idea de un yo pienso, de un sujeto con razón ( solipsismo) que piensa, porque no remite al orden de lo epistémico. Por esto en la experiencia de lo sagrado una cosa es la propia experiencia ( ontología) y otra la representación de esa experiencia ( esfera epistémico).Lo sagrado no se presenta como una manifestación lingüística, gnoseológica, simbólica ( representación) sino como una manifestación tal cual. Lo sagrado se expresa por cratofanías ,teofanías, hierofanías, ontofanías, que son fuerzas , modos en que se
manifiesta lo sagrado a la conciencia, porque la conciencia es siempre de algo, algo que se aparece en su energía vital y hay que captarlo.
Malinowski también sostiene que el mito es un relato que hace revivir el tiempo primordial, el tiempo original, y representa aspiraciones morales, prácticas y acciones de orden social. Por eso no se da sólo en el mundo arcaico, también se presenta en el mundo moderno, nuestros mitos del progreso, la obsesión por el éxito, el culto al coche, la tecnología, la función redentora de la dificultad, o el culto a la originalidad.
Para la racionalidad occidental los mitos trazan una línea entre la realidad, la verdad y la razón como hechos comprobables, por un lado, y el error, la falsedad y la mentira por otro. Lévi Strauss, que no estaba de acuerdo con esta idea, en 1949
Autorizaba la producción mítica a través de un mito de los indios cuna de Panamá, un encantamiento que en forma de canto chamánico conducía a la parturienta hacia la mansión de Muu la deidad responsable de la creación de los fetos. Para L. Strauss este mito no es arbitrario, tiene lógica para el pensamiento indígena, en tanto hace aceptable para el espíritu los dolores que el cuerpo se rehúsa a tolerar. Lo central de la eficacia del mito en la parturienta es que la enferma cree en esa realidad , el chamán cree en su técnica y ambos son miembros de una sociedad que también cree. La parturienta como miembro de la comunidad nunca pone en duda esa concepción, está en el esquema perceptivo y cognitivo de la realidad, y lo acepta, pero lo que no acepta es aquello que es extraño, arbitrario, incoherente para su mundo que son los dolores. El mito entonces le restituye a la enferma a un mundo donde todo tiene sustento y al comprender se cura. Es decir que el mito provee de un lenguaje que permite expresar lo informulado, articula los límites.
El francés E. Durkheim asoció los mitos como representaciones simbólicas colectivas
Para la integración de la sociedad. Para los funcionalista consiste en su poder de integración, hacen posible el consenso sobre el sentido del mundo social.
L. Strauss , que forma parte de la tradición estructuralista el poder simbólico es un poder de construcción de la realidad para establecer un orden. Los significados de los mitos en todo caso le sirvieron para reconocer las estructuras universales del inconsciente, es decir los mitos sirven para conocer cómo piensa el humano arcaico.
Algunos se habla de poder simbólico en el sentido de instrumento para el conocimiento y construcción del mundo de los objetos y la realidad , por ejemplo los neokantianos. Por su parte P. Bourdieu entendió que los mitos son un modo de justificación de las acciones humanas y Víctor Turner los vio como revelación de las contradicciones y las inconsistencia del sistema social.
La tradición marxista por su parte privilegia la función política, relaciona las producciones simbólicas a los intereses de la clase dominante que los instala como universales. Se trata de producciones que legitiman las distinciones, las jerarquías existentes y procura la integración ficticia. El poder simbólico permite obtener el equivalente a lo que se obtiene con la fuerza económica, mantener el orden y naturalizar las desigualdades que ejerce el poder.
En la sociedad moderna perviven los mitos. La realidad no pasa sólo por las necesidades materiales, hay otras necesidades como la de pertenencia, prestigio, trascendencia,reconocimiento, necesidades afectivas que pertenecen al mundo simbólico y tienen un valor sagrado porque tienen significados modélicos, es decir, actuamos en función de ellos.
En la sociedad moderna los mitos, las creencias, la magia, como construcciones simbólicas que representan maneras de conocer y pensar siguen teniendo eficacia conforme al contexto socio-histórico que los inspira. Hablamos de poder simbólico como poder de construcción de realidad, por ejemplo en nuestra sociedad los mitos proporcionan modelo para la conducta, de manera que los héroes, los dioses, los líderes, los antepasados se convierten en modelos de actuaciones y actividades, es decir construyen realidades.
La realidad moderna se va construyendo en un relato de su historia, que en parte es un relato mítico porque inspira confianza y señala el camino de la trascendencia , y por otro también es mítico porque es en parte un relato ficcional, una visión de la historia entre otras posibles, porque elabora la idea de un pasado y un futuro que es una interpretación del mundo , de los acontecimientos, las acciones y las cosas.
La eficacia de las producciones simbólicas comprometen a los sujetos que la sostienen y formulan. Dice P. Bourdieu que el poder simbólico es aquel que no puede ejercerse sin la complicidad de los que no quieren saber que lo sufren, o incluso lo ejercen. Este poder simbólico que la antropología sigue reivindicando para el mito tiene distintas interpretaciones.
En la sociedad moderna los mitos modelan conductas porque los personajes y sus historias representan valores como la juventud, la justicia, la fe, la lealtad, la inclusión. Son mensajes modélicos que permiten interpretar muchas actuaciones de la vida social.
De ahí que los mitos forman parte de los procesos de construcción identitaria de los pueblos. La relación social con los mitos es una experiencia diferente a la racional, es una experiencia cercana a la fe. No es lo mismo lo sagrado para el racional que para el mítico, no es lo mismo pensar lo sagrado que vivir lo sagrado. Rodolfo Kusch que habla de vivir la montaña como experiencia del pueblo andino , experiencia que la clase media, el turismo no la conoce. Estos autores separan la experiencia de fe, de la religión como dogma y protocolo de comportamiento, es decir la fe como institución. Cuando la experiencia de la fe se subsume en la religión se pierde algo de esa experiencia.
Una comunidad no construye una identidad de una vez y para siempre, va construyendo relatos que conforman un imaginario cultural y simbólico: un perfil de pasado, un anhelo de trascendencia, planteos sobre los problemas centrales de la vida. Se trata de contenidos trasmitidos por medio de la memoria y representan valores y metas de esa sociedad. En este sentido todos los pueblos cuentan con mitos fundacionales, que son narraciones acerca de algún episodio del pasado, debidamente desvirtuado, esquematizado, para inspirar, aleccionar, plantear estándares morales. En esto se puede ver también el trabajo del pensamiento organizado de ese pueblo, es decir, de qué manera organiza y piensa el mundo esa sociedad. Por ejemplo en nuestra sociedad capitalista una propuesta de consumo y algunos mitos bien distribuidos generan sensaciones de satisfacción para algunos y rechazo para otros.
En los procesos de construcción identitaria no todos los mitos actúan de la misma manera por eso no todos ellos deben descomponerse, reconstruirse para revelar sus trama de contradicciones o encubrimientos. Es en este sentido que para algunos mitos se plantea la operación de cambios como lo señala el antropólogo Pablo Semán, desmontar esta manera de pensar porque no permite los matices que suprimen estas oposiciones. Por ejemplo aquel de todo tiempo pasado fue mejor, aquí podemos decir que en algunos aspectos sí pero en otros no. O cuando en el mito el mundo se plantea como binario, como oposiciones, por ejemplo en los mitos nacionales la lucha ente el campo y la ciudad, entre Buenos Aires y el interior. El binarismo nos impide una mirada de conjunto, y por lo mismo hace difícil entendernos como grandes mayorías.
Tenemos por un lado un mundo de barrios, escuelas y medicina privada, trabajo altamente calificado, y por otro segregados, educación deplorable, medicina insensible, trabajo precario e informal; entonces viviendo en los mitos que representan separaciones, la posibilidad de naturalizar estas islas es creciente lo cual no es ventajoso para ninguna sociedad. Esta operación es necesaria para potenciar cambios sociales y culturales, por ejemplo creencias falsas que tenemos de nosotros mismos.
Sin embargo hay mitos que contribuyen el aprendizaje y transformación de un grupo o pueblo. En nuestra cultura el mito popular de S.Martín, el hombre desprendido, sin intereses mezquinos, que lucha por la soberanía tiene aspectos positivos; también el de Evita como la irrupción de la mujer a la política y la lucha por la justicia social.
Nuestra argentinidad, mezcla de abstracciones, deseos y frustraciones se levanta sobre muchos mitos. Argentina es un país europeo, los argentinos somos un pueblo politizado, echarle la culpa a la nación de todo lo que nos pasa, la música argentina es el tango, la principal división en la argentina es entre capital e interior, somos el granero del mundo, etc.











M.Kaminecky
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