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Colonialidad,Modernidad e Identidades populares

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Mensaje por M.Kaminecky Sáb Mayo 25, 2019 7:01 pm

COLONIALIDAD, MODERNIDAD E IDENTIDADES POPULARES

Todos sabemos que nuestra formación cultural se ha dado y se sigue dando en el marco de relaciones coloniales. En esta unidad partimos de la idea de colonialidad como marco de las relaciones entre naciones, sociedades y culturas americanas .
América forma parte de un orden mundial que articula todo el planeta, pero Quijano está escribiendo esto durante la crisis de la bipolaridad es decir cuando la guerra fría está expirando y los europeos occidentales y sus descendientes euronorteamericanos son los principales beneficiarios, y América Latina y África son las principales víctimas.
El resultado de la expansión colonialista ha sido para América Latina la construcción del proyecto moderno para ocultar la barbarie original que occidente asignó a América, por eso nos parece central el reconocimiento de los principios básicos de esa modernidad de la que va hablar Quijano, en su texto Colonialidad, Modernidad, racionalidad. Desde este marco vamos a problematizar la desigualdad, la asimetría que es constitutiva de la relación colonial con Chantal Mouffé, con su texto hegemonía e ideología en Gramsci, para después localizarnos en las identidades populares, según Larraín Ibañez, los sujetos colectivos, para pensarlas como lugar de respuestas contrahegemónicas.
Las relaciones entre los pueblos occidentales y no occidentales, siempre estuvo mezclada con el poder colonial, la división internacional del trabajo y los procesos de acumulación capitalista. Anibal Quijano no usa la noción de colonialismo sino colonialidad para llamar la atención sobre las continuidades históricas entre los tiempos coloniales y los mal llamados poscoloniales. Las relaciones coloniales no son sólo económicas y políticas sino también administrativas, jurídicas, epistémicas y culturales.
La dominación colonial tuvo que ver mucho con el complejo modernidad-racionalidad, que se estableció como paradigma planetario de conocimiento. La formación de este paradigma de conocimiento se fundamentó en la instrumentación de la razón, el conocimiento del objeto en una relación de exterioridad y la negación de la totalidad para entender las relaciones sociales.
A fines de los años `90 un grupo de pensadores, algunos asociados a la teoría de la dependencia y otros que hacían aportes innovadores desde la sociología confluyeron en el planteo de un giro decolonial , en el sentido de un pensamiento situado desde Latinoamérica. A este grupo pertenecen entre otros el peruano Aníbal Quijano que trabajó junto a Emmanuel Wallerstein ( autor del análisis del sistema mundo), el Puertorriqueño Ramón Grosfoguel, la pensadora afro-caribeña Sylvia Wynters que trabaja sobre las herencias coloniales, el filósofo argentino Enrique Dussel, el argentino Walter Mignolo, el venezolano Fernando Coronil, el colombiano castro-Gomez y la semióloga argentina Zulma Palermo entre otros.
Este grupo de pensadores cuestionan seriamente el mito de la descolonización.
Parten de la idea de que la globalización no acabó con la colonización, no estamos viviendo en un mundo poscolonial, sino que la división internacional del trabajo entre centro y periferia, y la jerarquización étnico-racial de las poblaciones no se transformó significativamente en esta etapa del capitalismo.
Quijano dice que los efectos de la colonialidad fueron distintos según las regiones:
-En A.L. fue una catástrofe de exterminio de poblaciones y el saqueo de su cultura al extremo de que hoy se expresan por el dominador.
-En Asia y Oriente no fue tan devastador pero los dejó en posición de subalternidad frente al desarrollo político , tecnológico y militar.
-En Africa no pudieron destruir sus expresiones pero la encerraron en la categoría de exótica
Insisten en la necesidad de la decolonialidad del poder, entendiendo que el mundo no se ha descolonizado, que lo que pasó fue una independencia jurídico-política de la periferia, pero no avanzó sobre las relaciones raciales, étnicas, sexuales, epistémicas, económicas y de género. El propósito entonces es alcanzar una decolonialidad que complete la descolonización jurídica.
Desde esta perspectiva , la cultura siempre está entrelazada ( no derivada) a los procesos de la economía política. Hay una imbricación estrecha entre capitalismo y cultura. Quijano plantea que el Programa de la Modernidad, la expansión colonial y la división internacional del trabajo deben entenderse de manera interrelacionada, porque un proceso se comprende en función del otro y a partir de este análisis se puede clarificar cómo operó la colonialidad y cómo es posible pensar intervenciones decoloniales, es decir experiencias de resistencia que colaboren en la construcción de nuevas hegemonías.
Ponen mucha atención en la jerarquía racial/étnica que opera en América latina , porque la construcción de la jerarquía racial fue simultánea a la división internacional del trabajo organizadora de las relaciones centro periferia a escala mundial. Desde la formación del sistema mundo capitalista, la acumulación del capital se mezcló con los discursos racistas, homofóbicos, sexistas,eurocéntricos. Por ejemplo el modo en cómo los discursos raciales organizan a la población del mundo en una división internacional del trabajo, tiene directa implicaciones económicas: las razas superiores ocupan las posiciones mejor remuneradas, mientras la inferiores, ejercen los trabajos más coercitivos y menor remunerados. Al respecto, Quijano demostró que la explotación norte-sur se funda en una estructura etno-racial de larga duración que viene desde el siglo XVI.
Si la colonialidad persiste a lo que se está asistiendo es a una transición entre el colonialismo moderno a la colonialidad global, un proceso que ha transformado las formas de dominación pero no la estructura centro periferia a escala mundial. Las nuevas instituciones del capital global (FMI, OTAN, COMUNIDAD EUROEPA, AGENCIAS DE INTELIGENCIA, BANCOS MUNDIALES) siguen manteniendo a la periferia en una posición subordinada, resignificando exclusiones provocadas por jerarquías epistémicas, espirituales, raciales/étnicas y de género/sexualidad.
Pretenden resolver los límites del pensamiento marxista también. Entienden que los planteos de “geocultura” que provienen de la concepción de sistema mundo ( Wallerstein)- que están dentro de la perspectiva marxista- refieren a las ideologías globales y siguen atados al paradigma de la división entre infraestructura y superestructura y no lo ven válido, porque las ideologías, es decir el campo discursivo-simbólico ( como puede ser la división entre poblaciones blancas /no blancas, salvajes/civilizados) son procesos constitutivos de la acumulación del capital. En realidad esto ya lo dijo Garcia Canclini, el antropólogo argentino, cuando señaló que la cultura, el ámbito simbólico, lo que para el marxismo es ideología, se constituye en una condición para la reproducción del capital, es decir la producción, circulación, consumo de bienes simbólicos son la plataforma sobre la que se monta la reproducción del capital y las relaciones de explotación.
Las estrategias simbólicas-ideológicas no son aditivas sino constitutivas de la economía política del sistema mundo capitalista. Así por ejemplo , los estados nación desarrollaron estrategias ideológico/simbólicas en su sistema educativo, estructura jurídica, imponiendo un tipo de discurso occidentalista que privilegia la cultura occidental sobre las demás, por ejemplo la consideración de otras fuentes en el caso de las que no son occidentales, Nuevo mundo para indicar que no tenemos la autoridad del viejo. Occidente construyó una interpretación etnocéntrica de lo humano, el hombre es un ser racional, de manera que queda afuera todo lo que no entra en esta categoría .
Esta construcción planetaria de lo racional, científica, es una operación que M.L.Pratt muestra en “Ojos imperiales” entregándonos un amplio panorama de cómo se construyó un modo de conocer científico convertido en planetario, basado en la clasificación natural y la verificación empírica, y se trata de una estrategia simbólica que refuerza el capital., las relaciones económicas.
También cuestionan el desarrollismo, es decir la ideología de las élites criollas de la periferia que se esfuerzan por imitar los modelos de desarrollo provenientes del norte y terminan reproduciendo viejas formas de colonialismo, que acuerdan en la caracterización de las sociedades de la periferia como sociedades atrasadas, para justificar el aterrizaje del capital financiero internacional.
Combaten la colonización científica, epistemológica ( cognitiva) y del poder y piensan que es necesario aceptar que existen distintas formas de producir conocimiento que comparten otro tiempo histórico, otro meta y no es la euronorteamericana la única posible por representar el desarrollo avanzado. Hay que desmitificar esta idea porque es la que sostiene la superioridad de la forma de vida occidental sobre las demás. La ciencia hegemónica, el pensamiento científico, no es inocente, no es neutral, y forma parte también del proceso de apropiación, dominio y explotación de los territorios conquistados. Los textos, la ciencia, legalizan la apropiación colonial de ahí la colonización epistémica. Se trata de dejar en evidencia la vocación eurooccidental de dominio cultural, educativo, científico y económico en todo el mundo.
El proceso de apropiación de los territorios es paralelo al cambio en las prácticas discursivas. Del asombro inicial se pasa a la deshumanización del otro; al discurso deshumanizante de las regiones descubiertas le sigue la arqueologización, proceso por el cual la imaginación europea produce sujetos arqueológicos escindiendo a los pueblos contemporáneos no europeos de su pasado. Sin embargo, M.Louise Pratt Dice que este proceso de transculturación no es unilateral sino que se trata de un proceso dialógico, en el que la parte colonizada participa activamente.
Estos autores critican las formas eurocéntricas de conocimiento. Dicen que el eurocéntrismo es una actitud colonial frente al conocimiento, que se articula con las relaciones centro-periferia y las jerarquías étnico/raciales. Atacan el dualismo cartesiano mente/cuerpo y las oposiciones binarias como matriz de conocimiento de la realidad. Igualmente hay que decir que en el tratamiento de los procesos de colonialidad existen dos perspectivas:
1) Una que cree que los ámbitos semióticos como los imaginarios massmediáticos y los discursos sobre el otro son un elemento sobredeterminante de las relaciones económico-políticas del sistema capitalista , y que la lucha por la hegemonía social y política del sistema pasa por el control de esos códigos semióticos. Para ellos las relaciones económicas y políticas no tienen sentidos dados, sino que adquieren sentidos desde espacios semióticos específicos.
2) Otros ponen énfasis en las relaciones económicas, entienden que los imaginarios y las epistemes son ámbitos derivados de los procesos de acumulación capitalista.
Los pensadores decoloniales se encuentran en un espacio intermedio, piensan que ambas corrientes fluctúan entre los peligros del reduccionismo economicista y los desastres del reduccionismo culturalista.
Uno de los objetivos es proporcionar un lenguaje alternativo en lo que respecta al poder. Se entiende que el capitalismo no es sólo un sistema económico, es también un sistema cultural, es una red global de poder integrada por procesos políticos, económicos y culturales. Se necesita entrar en diálogo con formas culturales no occidentales de conocimiento, que ven el mundo como una totalidad en la que todo está relacionado. Un lenguaje que piense el poder como dispositivos vinculados en red, donde no existe un nivel básico que gobierna a todos los demás, sino que todos los niveles ejercen algún grado de influencia mutua en diferentes aspectos particulares, y atendiendo a coyunturas específicas. Se trata de pensar el poder como existiendo en procesos complejos, heterogéneos, múltiples, con distintas termporalidades dentro de un sistema mundo de larga duración.
Es importante el estudio de las ideas, creencias sobre el mundo porque es un formidable instrumento mistificador y hay que desmitificarla ( pero yo creo que tampoco hay que sobrevalorala como elemento de cohesión) Se trata de estudiar su dinámica de reproducción de valores, pensamientos y moralidades, y esto significa situarla en el desarrollo social, a partir de lo cual se puede entenderla como instrumento para la reproducción social y la lucha por la hegemonía ( en esto estarán de acuerdo Marx, Althusser , Gramsci, Weber, Bourdieu).
Los sistemas sociales para subsistir deben reproducirse y reformular sus condiciones de producción, de modo que sus conductas sean compatibles con la organización social dominante. Mediante la adaptación la clase dominante renueva y construye el consenso de masas a la política que favorece sus privilegios económicos.
Nuestro imaginario está colonizado, por un modo de conocer, por ejercer de un modo occidental el poder, por una construcción subjetiva que sigue las instrucciones de la cultura occidental, donde la construcción del individuo autosuficiente y racional es lo fundamental. La colonización del imaginario es producto de la represión de los modos de producción de conocimiento, perspectivas, imágenes , símbolos, modos de significación de otros pueblos y la
mistificación, ficcionalización del imaginario occidental, que daría acceso al bienestar económico, al poder y que por eso ejerce un atractivo particular, algunos para imitar su desarrollo , otros para participar del poder, otros para destruirlo.
Las relaciones asimétricas, desiguales son constitutivas de América Latina, como de todo el mundo capitalista pero América tiene la particularidad de superponer a la desigualdad social la desigualdad étnica y de reconocimiento. Este proceso de ignorancia construida, de construir lo americano simplificado y estereotipado, tiene que responderse con la construcción de otra imagen y al mismo tiempo significar ideologías contrahegemónicas , como así también elaborar identidades desde lo propio y no desde la mirada del dominador.
El tema de la ideología es complejo porque nos compromete en nuestra visión del mundo que obstaculiza la producción de cambios radicales. Chantal Mauffé (1943) es una filósofa y politóloga belga , esposa de Ernesto Laclau , profesora del departamento de ciencia sociales de la universidad de Westminster en Londres y se inscribe en el pensamiento político posmarxista .
Las discusiones en torno a la noción de hegemonía gramsciana fue reinstalada por la discusión entre Scott y Comaroff sobre la resistencia religiosa en Indonesia. El objetivo era entender los procesos de colonización en el campo religioso de Sudáfrica, y para eso se requería una noción que diera cuenta de la complejidad de las relaciones de poder y su ejercicio y las variaciones de las respuestas en torno a esa colonización , donde había que partir de que la acción humana no es un simple reflejo de la estructura social, pero al mismo tiempo también remitiera a la determinación material que seguía existiendo.
La noción gramsciana de hegemonía permite plantear la ideología- o sea, el campo simbólico-discursivo que es importantísimo para la formación socio cultural- no como algo dado, determinado en una situación, porque se puede apreciar que no todos los significantes están inscriptos de antemano, sino que algunos pueden ser impuestos, otros permanecer fijos, otros flotan libremente, otros son susceptibles de apropiación y pueden así convertirse en ideologías.
Este trabajo de Ch.Mouffé es un análisis sobre el aporte de Gramsci a la teoría de la ideología. Gramsci es un filósofo y político italiano que nace en Turín, es periodista, apoya la revolución rusa, viaja a la URSS; En Italia trata de aplicar el sistema de los soviets que aplicó Rusia ( crea consejos de fábrica, órganos que querían lograr la revolución proletaria), pero en 1920 en el bienio rojo se prohíben los consejos, hay huelgas y los empresarios ya se inclinan por Benito Mussolini , por lo que se crean las fuerzas de choque Fascio, y los camisas negras se enfrentan a los adversarios políticos y a los líderes de izquierda. En 1925 es detenido y condenado a 20 años de cárcel. En años de encierro escribe los cuadernos de la cárcel (300 pág.) Allí podemos encontrar:
1) Mecanismos para cambiar la realidad y a los hombres mediante el cambio de las instituciones y relaciones sociales.
2) La unión de la filosofía y la política para la lucha del proletariado
3) El sujeto en relación con el objeto para conocer
4) Relación teoría y praxis ( la praxis es donde se une la idea con la acción) que es donde se puede formar el contra-poder, la sociedad contrahegemónica.
5) La necesidad de la Transformación intelectual, moral y cultural para contrarrestar la hegemonía. Aquí tiene importancia la lucha ideológica, contrahegemónica.
6) Las estrategias para la revoluciòn: Guerra frontal ( Lleva a la aniquilación del movimiento) y Guerra de posición( ir tomando posiciones en el estado, reabastecerse y atacar desde ahí)
Gramsci estudió formas de dominación en las sociedades modernas. Entendió que el control se puede dar a través de la economía, la política y la cultura, mediante las instituciones educativas y la religión por ejemplo.
En este capítulo de Ch. Mouffé sobresalen:
1) La importancia de la ideología para toda formación social y la naturaleza material de la ideología: Va recuperar a Gramsci para hablar de ello. Gramsci parte de la idea de que la lucha política es compleja, por eso no se puede quedar con el esquema reduccionista del marxismo mecanicista.
Para el marxismo mecanicista la cultura es ideología y es un obstáculo para el conocimiento porque es falsa conciencia. Marx en el Manifiesto habla de cultura universal, está todavía en el registro de cultura/ideología porque habla de cultura planetaria para referirse a la expansión de la burguesía. La metáfora piramidal está en el Prólogo de la economía política, pero no es la versión más mecanicista de la Ideología alemana, porque la ideología según Gramsci remite a intereses de clase pero no necesariamente es falsa. Gramsci Pasa de una concepción epistemológica ( verdad/falsedad) a una concepción sociológica ( concepción de vida).
Para el marxismo la ideología es un sistema articulado de ideas y representaciones, que cumple la función de encubrir y mistificar la realidad y además es la expresión de la clase dominante. Por lo tanto aquí se produce una distinción entre lo material y lo espiritual, lo ideal; por otra parte como es la ideología de la clase dominante es falsa y expresa las representaciones de una clase, la burguesía. Sin embargo Lenín, que no era un bruto escapado de las estepas rusas sostenía varias concepciones de ideología, había una en cada formación social y habrá otra en el socialismo. Pero mantiene la oposición verdad/falsedad porque la ideología del socialismo es la verdadera. Gramsci rompe con la concepción de ideología de falsa conciencia.
Para Gramsci la ideología, es el terreno donde los hombres se mueven, adquieren conciencia de su posición y luchan. La ideología no son realidades espirituales sino que siempre se da en las prácticas. En los hombres la adquisición de conciencia se da a través de la intermediación de lo ideológico constituido por elementos discursivos y no discursivos.
La ideología organiza la acción, porque en todas las acciones se presenta una visión del mundo, que se puede presentar muy elaborada como la filosofía pero también de manera simple, como el sentido común. Aquí hay que decir que la subjetividad es siempre el producto de la práctica social.
La ideología no es algo dado a cada clase) sino que es efecto del sistema de relaciones ideológicas en las que se inserta el individuo, por eso la ideología es una práctica productora de sujetos. Es todo una discusión la de la ideología asociada a una clase. Gramsci quiere ampliar los intereses de clase y descubrir los intereses que hay en común con las clases populares. Ideología hay en la burguesía y en la clase obrera. La reforma moral e intelectual no se puede pensar desde una visión reduccionista que postule la existencia de una ideología paradigmáticas para cada clase, que lleva a reemplazar una ideología por otra, esto es más complejo, porque si no la lucha se reduciría al enfrentamiento de dos sistemas cerrados y con la ideología se opera de una manera retroalimentada, no sólo de arriba hacia abajo sino que hay una receptividad del poder a los sectores populares ( tienen relativa autonomía) porque es el margen que les legitima como lucha democrática.
El proceso de inscripción de valores no es un hecho mecánico sino producto de un proceso histórico en el cual la ideología predominante puede transformarse en sentido común mediante la hegemonía. Gramsci distingue la ideología del sentido común, de la ideología como concepción del mundo ( el patrimonio consciente compartido por las diferentes facciones, el conocimiento del derecho consuetudinario sobre la tierra por ejemplo en el caso de los Amaichanos)
.La ideología en su máxima expresión se presenta como concepción del mundo ( arte, derecho, economía y las manifestaciones de la vida individual y colectiva).
La hegemonías resulta de la disputa ideológica que es una lucha por el sentido y el significado de la historia, el presente y el futuro, esa disputa puede ampliar o reducir la hegemonía en el sentido común, Es un hecho cultural donde el triunfo de la hegemonía nunca será total.
Gordillo Trabaja la comuna y el monte entre wichi y pilagás como lugares que se van cargando de nuevos valores en función de los procesos sociales históricos, por ejemplo la valoración del trabajo respecto de la marisca, la valoración del ingenio y el monte; luego la comuna como lugar de distribución del empleo público y pensiones. Se trata de lugares donde se produce valores de uso, mercancía, jerarquía y reconocimiento en instituciones estatales.
Estas ideologías se expresan de manera comunitaria de un bloque social y él las llama ideologías orgánicas ; son las que organizan a las masas humanas, las visiones del mundo propia de bloques sociales particulares.
Para los Comaroff ideología son concepciones de mundo, concepciones dominantes, la verdad histórica y universal.
La ideología es fundamental para la construcción de hegemonía. Para que funcione la hegemonía las condiciones son: la propiedad de los medios de producción para apoderarse del excedente, pero esto no es suficiente, debe contar con los mecanismos de represión por sí necesitan usarlos, y por otra parte el poder cultural o hegemónico que impone las normas culturales e ideológicas a los miembros de la sociedad para que se adapten a una estructura económica y política arbitraria pero que tiene que lograr que se perciba como natural, y ocultar así la violencia que implica toda adaptación, para garantizar la continuidad del capitalismo con la fórmula exclusión-desigualdad-legitimidad.
La hegemonía impone un tipo cultural, una idea de sociedad, una visión del mundo que se da a través de la educación, la iglesia, los medios de comunicación. Esto es entender cómo las clases dominantes ejercen su poder e imponen sus ideas.
Para reconocer de qué se trata la hegemonía tenemos que empezar diciendo que La cultura es una instancia que también interviene en la reproducción o transfor mación de la totalidad, ejerce un tipo de poder que llamamos hegemónico. Aquí el punto de partida es la distinción que hace Gramsci de dos tipos de poderes, el coactivo, que se ejerce por la violencia, y el hegemónico como otro tipo de control, el poder simbólico o cultural; se trata de un proceso de dirección político-ideológico y cultural, en el cual un sector, en alianza con otras clases, logra una apropiación diferencial de las instancias de poder, admitiendo espacios donde los grupos subalternos desarrollan prácticas independientes.
Por ejemplo el antropólogo argentino Gastón Gordillo , trabajando con poblaciones Wichi, dice que allí el poder hegemónico se manifiesta a través de la violencia armada - la violencia es muy importante en las configuraciones de realidades- y el poder del estado que le otorga poder a unas tecnologías como los DNI, papeletas para evitar que los maten o los deriven a reservaciones de manera compulsiva. La hegemonía se manifiesta a través de la violencia pero también a través de la documentación que le da estatus, o por ejemplo luego las planillas de los ingenios donde trabajaban porque de acuerdo a lo anotado ahí recibían la paga.
A fines del siglo XX se va imponiendo un pensamiento único y surgen las ideas de Gramsci. Sus conceptos se convierten en una herramienta para los movimientos antiglobalización. Ch. M. Parte de la concepción que se presenta en Notas sobre la cuestión meridional donde Gramsci dice que el papel del proletariado será de crear un sistema de alianza de clases( lograr el consenso de las masas campesinas) que le permita movilizar a la mayoría de los trabajadores en contra del capitalismo burgués. Aquí estaría todavía sobre la concepción leninista de la hegemonía porque es entendida como dirección del proletariado sobre el campesinado, es pensada en términos de estrategia del proletariado y todavía no piensa las prácticas de las clases dirigentes.Esta etapa es caracterizada como etapa corporativista.
Pero en Los cuadernos de Prisión aparece otra idea: hegemonía como la unión de la dirección política, moral e intelectual, es decir, empieza a distinguir niveles en las relaciones de fuerza:
1) Una relación de fuerzas sociales que depende del grado de desarrollo de las fuerzas productivas
2) Una relación de fuerzas políticas, el grado de conciencia y organización que existe
3) Una relación de fuerzas militares: Aquí primero se expresan los intereses profesionales, particulares, no los colectivos, luego se expresa la conciencia de los intereses de clase y finalmente la hegemonía, cuando la conciencia alcanza los intereses de otros grupos subordinados y aquí cobra importancia la lucha ideológica que intenta establecer unidad entre intereses económicos, políticos e intelectuales. Para Gramsci entonces se puede crear una unidad ideológica entre los grupos, y no imponiendo una ideología de una clase sobre los otros sino a través del consenso.
La hegemonía es aquella parte de la ideología que ha sido naturalizada y que por eso aparece como no ideológica. Es ese orden de signos, prácticas, relaciones y distinciones, imágenes y saberes, situados históricamente , que son concebidos como una imagen dada, naturalizada del mundo . Las prácticas rutinarias, hábitos y tradiciones , lo que se llama sentido común. Se construye permanentemente, no es algo terminado, tiene que ser siempre renovada, defendida, modificada, como así también continuamente resistida. La hegemonía da forma a las prácticas cotidianas, significados y formas de conciencia.
Para Isla la hegemonía será el proceso de inscripción y conformación de hábitos y significados que se enriquece con las luchas que se dan en su interior. Es lo que suele llamarse sentido común, y en este caso Isla habla de sentido común para este proceso de inscripción, donde hay una dinámica de imposición de prácticas y sentidos, pero así también de resistencia y disputas, donde se contesta, resiste a la subordinación, otras consensúan, otras ignoran. Para Gramsci la hegemonía es la arena cultural de dominación y consenso y no se puede pensarla fuera de las formas de confrontación, de lucha. Algunos autores le cuestionan porque dice que termina oscureciendo el tema de la violencia, pero, Roseberry por ejemplo dice que hay que usarla para examinar las formas de lucha, las imágenes usadas por los mismos dominados, para enfrentarla, y que son configuradas por el mismo proceso de dominación. El aporte de la resistencia, la respuesta, como el espacio de la lucha y la disputa de hegemonías es central porque Gramsci entiende que existen múltiples hegemonías, y se impone una, producto de la disputa y el consenso con las otras. La hegemonía es parte constitutiva e integrante de las prácticas, de los cuerpos que la ejercen, como de las relaciones sociales, está en el deber ser de la cultura determinada, por eso no debe ser teorizada como un conjunto de valores y nociones que nutren una ideología asignada a los sectores dominantes, sino que, existen una pluralidad de hegemonías ( algunas en contradicción con otras, otras rémora del pasado que han sobrevivido en el sentido común).
Gramsci utilizó el concepto de hegemonía en contextos bien diferentes , pero en todos ellos permite entender la hegemonía en términos de prácticas y no sólo de ideología. Afirma que la hegemonía es intelectual y moral ( lo intelectual es asumido por Gramsci como una opción consciente y por eso ideológica, pero lo moral es entendido como ligado a la tradición y la costumbre).
Gordillo dice que la gente lucha por lugares particulares, pero que son lugares que configura la propia hegemonía porque ella decide que son lugares por los que vale la pena luchar ( que es lo mismo que va decir Lefebvre, Ch. Mouffé, Laclau) . La gente incorpora, reproduce y disputa valores hegemónicos.
Ch. Mouffé dice que Gramsci también subrayó la importancia de la estructura material e institucional de la elaboración y difusión de la ideología, a través de instituciones políticas, sociales, religiosas, y el rol de los intelectuales.
Por otra parte Chantal Mouffe recupera de Gramsci la visión no reduccionista de
la hegemonía que se extiende a la capacidad de una clase para articular a sus intereses los de otros grupos sociales. No se limita como en Lenin al proletariado, sino que la aplica a la burguesía; es una dirección moral e intelectual que va más allá de la dirección política, más allá de la alianza de clases. Es una tarea ideológica. La hegemonía crea una síntesis( todos los elementos se funden en la voluntad colectiva), esa síntesis la forma la ideología, es decir que la ideología funciona como un cemento. La dominación de clase implica una función de dirección a través de la cual se logra el consenso activo de la clase dominada. Es la ideología de la clase obrera la que cimenta la unidad de una formación. Esa voluntad colectiva( síntesis) funciona como sujeto político mientras dure esa hegemonía.
Para una voluntad contrahegemónica se necesitan condiciones objetivas y subjetivas. Objetivas, el capitalismo debe estar en crisis, subjetivas reconocer los problemas, crear soluciones y un sujeto colectivo que genere otra idea hegemónica.
Lo que hay que hacer es crear una voluntad colectiva donde se fusione una clase y sus aliados en un objetivo sobre la base de nueva visión del mundo, única como idéntica, compartida. . Se trata de la creación y transformación de una visión del mundo que le servirá de principio unificador a la nueva voluntad colectiva. Este es el proceso que Gramsci llama reforma intelectual y moral, la creación de un nuevo cuerpo doctrinario e ideológico. Esto no significa arrasar con la visión del mundo existente sustituyéndola por otra, consiste más bien en la transformación y rearticulación de los elementos ideológicos existentes. Se trata de una relación pedagógica., porque esta visión incluye elementos de procedencia variada, pero su unidad será suministrada por la clase hegemónica. Por lo tanto los elementos ideológicos adquieren su carácter de clase gracias a su articulación a un principio hegemónico, no tienen de antemano el carácter de clase hegemónica. Una clase es hegemónica cuando logra articular a su discurso la mayoría de los elementos ideológicos de una formación social, en particular los elementos nacional-populares que la convierten en la clase que expresa el interés nacional. Así la hegemonía es algo más que una dirección política e intelectual y moral, es la que crea un discurso coherente y unificado.
Aquí Gramsci dice que esto se logra cuando logra convertirse en una religión popular, porque una clase que quiere ser hegemónica tiene que nacionalizarse porque el patriotismo y el nacionalismo es la forma en que se presenta el vínculo entre sus dirigentes y dirigidos. Gramsci piensa que todo cuanto exprese al pueblo-nación es nacional popular. La hegemonía exitosa es la que logra crear una voluntad colectiva nacional popular. Entonces para Gramsci la hegemonía consiste en el ejercicio del liderazgo político, intelectual y moral solidificado por una ideología orgánica, es decir una visión unitaria del mundo.
Según él no puede identificarse los sujetos de la acción política con las clases sociales, las clases sociales no se replican a nivel político. La hegemonía no es una mera alianza de clase, es la creación de una unidad superior donde se fusionan quienes pertenecen al bloque hegemónico a través de la ideología.
La lucha política no tiene lugar solamente entre clases sociales antagónicas, ya que los sujetos políticos no son clases sociales sino voluntades colectivas que abarcan un conjunto de grupos sociales fusionados alrededor de una clase fundamental. Por lo tanto l lucha política no consiste en organizar un movimiento sobre el sentido de clase sino que el camino hacia la hegemonía tiene que tener en cuenta un doble proceso: la conciencia de sí mismo como grupo ( la clase que va construir hegemonia) y la creación de una base de consenso . La clase obrera no debe aislarse, debe convertirse en una clase nacional, representante de los intereses de un creciente número de grupos sociales.
La clase hegemónica puede llegar a ser hegemónica a través de dos vias:
1) El transformismo: Las masas son integradas por un proceso de absorción y neutralización de sus intereses.
2) La Hegemonía expansiva: Resulta de una genuina adopción de intereses de las clases populares por parte de la clase hegemónica, y esto significa la creación de un auténtica voluntad nacional popular. Esta podría conducir a la solución de las contradicciones que expresan
Aquí es donde se da el proceso de articulación-rearticulación que se conoce como guerra de posición ( estrategia revolucionaria). Las dos clases fundamentales luchan por apropiarse de los elementos ideológicos que se articulan alrededor de sus principios hegemónicos.
A través de la ideología es que se logra una unidad intelectual y moral. Chantal M. dice que en Los cuadernos Gramsci extiende la alianza a la burguesía. Clase hegemónica es entonces la clase que logra articular a sus intereses los de otros grupos sociales a través de la lucha ideológica, lo cual es posible si esta clase renuncia a su concepción corporativista para ejercer el liderazgo sobre los intereses de otros grupos sociales sobre los cuales aspira ejercer su hegemonía.
En esta concepción cambia el papel del estado . Para Gramsci el estado no es más que la hegemonía acorazada de coacción, es coacción y persuasión, es decir es fuerza con consentimiento. Está formado por una parte coactiva y una ideológica. La parte coactiva es el aparato represivo ( la policía como sistema represivo) que ordena la sociedad de acuerdo a su desarrollo en el contexto del capitalismo.
La parte ideológica: Es la sociedad civil conformada por la hegemonía de una clase con sus metas y valores acumulando consenso o adecuación por medio de instituciones e intelectuales ( iglesia, sindicatos, intelectuales).
El estado se ve como un proceso de formación continua de equilibrio inestable entre los intereses del grupo fundamental y de los grupos subordinados. Hay un ensanchamiento del papel del estado y se rompe con la concepción economicista del estado , que de ser el aparato burocrático coercitivo de la clase dominante, pasa a ser el estado integral porque implica la ampliación de la base social del estado, la ampliación de las funciones del estado. En el estado también se incluye la sociedad civil. Es decir termina siendo dictadura-más hegemonía.
La tarea del partido será formar una nueva hegemonía , una nueva voluntad colectiva, a través de la reforma intelectual y moral que será la tarea del partido
Otra cosa que dice Gramsci es que esta práctica tiene una naturaleza material institucional, y son los intelectuales los que se encargan de difundir las ideologías orgánicas. Los intelectuales son los que tienen un trabajo intelectual, escriben, redactan, publican, son docentes, periodistas, aquel que administra historia y valores en una sociedad
Existen dos tipos de intelectuales:
tradicionales: Administran valores de una sociedad tradicional ( defienden valores tradicionales, conservadores, atados al pasado, retrógrados).
Orgánicos: Adhieren a nuevos movimientos políticos, luchan porque se imponga una nueva hegemonía. Se comprometen con la lucha obrera, los trabajadores y expresan sus necesidades porque ellos no tienen intelectuales.
En este contexto pensamos que es central la construcción de identidades populares, identidades contrahegemónicas.
La globalización y la universalización de la democracia liberal no contribuye a la democratización de la democracia sino que es la causa de muchos problemas que enfrentan las actuales instituciones democráticas. Se ha instalado una versión que niega la dimensión antagónica de lo político y pretende instalar un gobierno más allá de la hegemonía, más allá de la derecha y la izquierda. Pensar la política en términos de consenso, adolece de una visión idealizada de la sociabilidad humana, impulsada por la empatía y la solidaridad, pero no se puede desconocer el carácter ambivalente de la sociabilidad humana y que la reciprocidad y la hostilidad no pueden ser disociadas. En vez de pensar en un consenso racional universal, con instituciones que reconcilien todos estos intereses y valores en conflicto, se debería promover la creación de una esfera donde puedan confrontarse diferentes proyectos políticos hegemónicos.,
El enfoque consensual en vez de crear condiciones para alcanzar una sociedad reconciliada, conduce a la emergencia de antagonismos que una perspectiva agonista, al proporcionar a aquellos conflictos una forma legítima de expresión, habría logrado evitar. Cuando no existen canales a través de los cuales los conflictos puedan adoptar una forma agonista, esos conflictos tienden a adoptar un modo antagónico, y en lugar de ser formulada la confrontación nosotros/ellos como una confrontación política, es visualizada como confrontación moral entre bien y mal.
El error del racionalismo liberal-dice Chantal Mauffe- es ignorar la dimensión afectiva movilizada por las identificaciones colectivas, e imaginar que aquellas pasiones supuestamente arcaicas están destinadas a desaparecer con el avance del individualismo y la racionalidad. Por eso la teoría democrática no está preparada para captar la naturaleza de los movimientos de masas, o fenómenos como el nacionalismo. El papel que desempeñan las pasiones en la política nos revela que hay que aceptar que lo político necesita tener un influjo real de deseos y fantasías de la gente, con el propósito de hacer movilizar a la gente hacia fines democráticos, no solamente reconocer la existencia de una pluralidad de valores.
Jorge Larraín, sociólogo chileno, académico de la Universidad de Sussex, se interesa por temas como la cultura y la conformación de identidades, también los procesos de Modernización en América Latina y Chile, concepto de ideología. Está relacionado con la tradición marxista y trabaja autores como Lenin, Lukács, Gramsci y Althusser.
Cuando en América Latina los estados nacionales trataron de constituirse institucionalmente de acuerdo al modelo europeo, además de diseñar una economía viable también pensaron en un sentido de identidad nacional , que fue un proceso muy excluyente ( se adoptó de manera compulsiva el español, el arte, las costumbres de la etnia que llevo a cabo este proceso) porque se la pensó conforme a las tradiciones de la culturas étnicas existentes.
Al formar su identidad personal la mayoría de los individuos comparten determinadas lealtades de grupo ( religión, sexo, clase, raza, sexualidad, nacionalidad) que contribuyen a localizar al sujeto en un lugar y darle un sentido de pertenencia. En los tiempos modernos las identidades que han influido son las identidades de clase y la identidad nacional.
La identidad es un proceso de construcción de la respuesta a la pregunta de quienes somos. Es un proceso complejo y contradictorio. No es monolítico ni unidireccional. Siempre implica un recorte de la diversidad cultural de un pueblo. Se elige ciertos rasgos y los restantes quedan afuera.
Todas las culturas tienen un doble aspecto: por un lado están los significados articulados en las expresiones públicas, por otro, los significados sostenidos por la vida concreta de la gente. Esto reconoce Larraín cuando señala que existe una identidad que se da en dos dimensiones simultánemente, en la esfera pública como discurso elaborado desde arriba, que consiste en lo que se puede decir de las condiciones socio-culturales existentes, y que este decir está a cargo de una variedad de instituciones y agentes culturales . Esta versión nos quiere hacer creer que existe una única versión de la verdadera identidad porque es una identidad que pretende representar la homogeneidad y esto implica dejar la diversidad afuera. Sólo algunos rasgos, símbolos y experiencias se tienen en cuenta. Además se construye sobre la base de intereses de algunos grupos y clases dominantes y por eso hay algunos valores, que son los valores de ciertas clases, instituciones o grupos, que se presentan como valores nacionales, mientras se excluyen otros, y generalmente se recurre a un proceso de oposición para afirmar los valores de un grupo y despreciar o negar los valores de otros. De allí emerge la condición de nosotros y ellos para la identidad que no representa esos valores. La repetición hace de esto un proceso de naturalización y así ciertos rasgos se presentan como naturales. No hay nada que en el asado, el mate que los haga representantes de la identidad argentina, sin embargo han sido nacionalizados de tal manera que los hace representar el modo de vida argentino, independientemente de si continúan siendo prácticas populares.
Esto muestra que el proceso discursivo de la identidad cultural resulta ideológico porque oculta las diversidades y los antagonismos, y estas representaciones construidas como nacionales son usadas en beneficio propio. Esto influye sobre la manera cómo la gente se ve a sí misma y se actúa.
Sin embargo Existe una identidad en la base social como una forma de subjetividad individual y grupal que expresa sentimientos variados y que muchas veces no están representados en la identidad pública. Expresa lo que los actores conocen acerca de su propia realidad pero no pueden expresarla discursivamente, tiene un carácter más concreto, contradictorio y de sentido común.
La versión pública se constituye a partir de los modos de vida de la gente pero también constituyen lugares de lucha porque los individuos resignifican, transforman, rechazan y reinterpretan activamente los discursos de la vida diaria.Ciertas versiones de los grupos oprimidos, que se resisten, pueden considerarse no ideológicas. Larraín, dice que los discursos públicos de identidad cultural de los pueblos oprimidos tienen el rol de resistencia y por eso no son ideológicas, pero mientras resisten ocultan dominaciones, excluyen a ciertos grupos, y no se puede dejar de señalar la ambigüedad del concepto de identidad nacional porque al tiempo que resiste enmascara la diversidad y la explotación.
Frente a este panorama Larraín reconoce que existen tres concepciones de identidad cultural:
1) La esencialista: Consideran el fundamento de lo nacional como algo dado y no construido por el discurso. También entiende la identidad nacional aquella que es construida desde arriba y no atiende a las expresiones que se producen abajo. Creen que existe una total correspondencia entre el discurso público y la vivencia de las gentes. Piensa la identidad de la gente como un hecho acabado, ya establecido por las experiencias comunes y los valores compartidos, por el pasado. Cada pueblo tendría su esencia, que provee un conjunto de significados, códigos, marcos de referencia. Hay un proceso de deshistorización porque parece que los pueblos no cambian, parece que la herencia que es la tradición permanece inalterable.. El resultado es que esa cultura se convierte en naturaleza, inmodificable. Esta esencia puede temporalmente extraviarse, abandonarse pero falta solo ser recuperada. Esta concepción define como ajenos a valores que no representan a esa comunidad nacional, de ahí la oposición nosotros/ellos. Esta versión legitima grupos de poder y neutraliza las contradicciones sociales. Requiere de frecuentes conmemoraciones y teatralizaciones masivas para subsistir, aniversarios políticos, fiestas religiosas y cívicas, exposiciones.
2) La constructivista: Entiende que los discursos ordenan la realidad, de manera que son los discursos los que construyen actores, sujetos, movimientos políticos y sociales. Se trata de darle demasiado poder a los discursos, todo es construido y al parecer no habría realidad fáctica. Aquí destacaría la capacidad de ciertos discursos para construir la identidad nacional, es decir interpelar a los individuos y construirlos como sujetos nacionales. Es voluntarista porque tiende a creer que se puede construir cualquier tipo de identidad nacional en la medida que el discurso llegara a imponerse mediante la interpelación exitosa a las mayorías. Sin embargo hay afuera discursos que resuenan más que otros.
3) La intermedia. Conocida como histórico-estructural desea establecer un equilibrio entre las dos. Piensa la identidad como algo que está en permanente construcción y reconstrucción dentro de nuevos contextos y situaciones históricas. Siempre está en construcción. NO concibe la identidad como una construcción de discursos públicos sino que además incluye las prácticas y significados sedimentados en la vida diaria de las personas. Se trata de una interrelación entre polo público y privado. No es un asunto de ser sino de llegar a ser. No es algo que existe, sino que viene de algún lugar, tiene historia y va hacia otro lugar. Están sujetas al juego de la historia, la cultura, el poder. Las identidades son los nombres que le damos a las diferentes maneras como estamos situados por la narrativas del pasado, y cómo nos situamos nosotras mismas dentro de ellas. No son propensiones de los pueblos que viven en un territorio común. La identidad está en permanente construcción y reconstrucción dentro de las relaciones prácticas disponibles y de los símbolos e ideas existentes. No es necesario terminar creyendo que los agentes neoliberales pueden construir el mundo como lo deseen como termina legitimando la versión constructivista.
Actualmente existen grandes transformaciones que tienen a desarraigar identidades culturales amplias, ocurren procesos de desarticulación o dislocación. Nuevos contextos proveen sentidos de identidad, no es que se quedan sin contextos colectivos de identificación, se redefinen.
La declinación de las identidades de clase y nación coincide con el surgimiento de otros contextos colectivos que se relacionan con movimientos sociales que luchan por el reconocimiento de sus diferencias ( identidades étnicas, movimientos antirracistas, de género, sexualidad y muchas otras). La identidad de clase ha ido declinando porque muchos sectores han logrado muchos derechos, han sido reconocidos, incorporados, las clases obreras han obtenido avances importantes. A fines del siglo XX las clases y partidos tradicionales empiezan a jugar un rol mucho menor y algunos fenómenos sociales ( decreción numérica de los obreros, atomización, dispersión espacial de la producción , regimenes de acumulación más flexibles, crisis del marxismo, caída de los regímenes comunistas, declinación de la nación estado por la globalización, debilitamiento de las tendencias nacionalistas) han afectado a las lealtades e identidades nacionales.
Los procesos de globalización son procesos de dominación y poder en los cuales los patrones culturales prevalecientes en la sociedad más poderosa se convierten en paradigmáticos. Sin embargo con los cambios ocurridos en el capitalismo , Los pueblos han empezado a apegarse a sus localidades, y se reafirman en la lucha contra el poder monopólico que los gobierna; se nota que después de la segunda guerra Mundial el poder de EEUU es muy fuerte como influencia, ( antes era Gran Bretaña hasta comienzo del siglo XX) constituyéndose en una identidad económica, política y militarmente poderosa, como defensores de la libertad y la justicia.
Pero luego del colapso de la Unión soviética esta identidad se vio desplazada por el poderío de Japón y la comunidad Europea. Con el gobierno del presidente Bush m EEUU retomó la idea de una identidad imprescindible en tanto su versión tiene una misión que cumplir. Luego con las intervenciones militares a Irak, Somalía, Panamá, Grenada se convirtieron en guardianes de la moralidad y libertad del mundo.
En América latina la distinción más importante sigue siendo la de centro periferia, aquellos países que han estado en el proceso de globalización como los poderes principales han construido sus identidades nacionales dominantes con una misión de designar a la otras culturas como periféricas. Pero el proceso de globalización ha erosionado todas estas identidades, que están bajo presión.
Lo latinoamericano también es una identidad cultural que se precisa en un juego entre identidad nacional e identidad latinoamericana . Cada identidad latinoamericana tiene un componente latinoamericano y otro propio específico. En América latina ha existido siempre una conciencia de una identidad nacional, a la que contribuye una historia compartida de dominación española, guerras de independencia en la que los criollos pelean juntos, lengua, religión y muchos otros factores sociales y culturales compartidos. La identidad Latinoamericana surge así de los elementos compartidos por las identidades nacionales, y por otra parte en relación a otros Latinoamericanos.



M.Kaminecky
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