La devoción popular a los santos
Página 1 de 1.
La devoción popular a los santos
EL RECORTE DE UNA TRAMA: LA DEVOCIÓN A LOS SANTOS
Un entrecruzamiento sugerente y un hilo conductor: La práctica
voluntaria de creer para comprender
Margarita Kaminecky. 2015
I CONTORNOS E HISTORIA
La religión ha sido pensada de diferentes maneras, como un aceptado/ resistido instrumento de legitimación, como una expresión de la irracionalidad que nunca abandonó la humanidad, como un sistema cultural modelo. Vamos a partir de reconocerla como un conocimiento socialmente objetivado que colabora en la explicación y justificación del ordenamiento social .
En este trabajo nos proponernos desanudar algunos de los sentidos que se conjugan
en las historias de devoción a santos en personas socialmente pertenecientes a sectores populares entre quienes es una práctica muy difundida . Para ello nos proponemos relacionar creencias con acontecimientos, situaciones y experiencias para asomarnos al esquema cognitivo valorativo que orienta estas manifestaciones.
Partimos de la idea de que en tiempo de destituciones y declives institucionales el universo de las tecnologías subjetivas para hacer “nosotros” entre “otros” se vuelve elástico y las creencias son un recurso que está allí para su empleo.
El recorrido se inicia con algunas precisiones metodológicas que consideramos conducentes, para hacer visible el debate planteado en la etnología como método de abordaje de procesos simbólicos, luego se hilvana con aquellos planteos teóricos que ayudan a comprender las historias de nuestros devotos/as y finalmente, se arregla una breve conclusión sustanciada en conjeturas que se vieron de algún modo constatadas.
Nuestras ambiciones se encuentran limitadas a una serie finita de entrevistas con observaciones contextuales. Hemos obtenido información en charlas informales iniciales en las que predominó el carácter libre y asociativo en el intercambio y entrevistas formales acordadas.
Nuestras interpretaciones se efectúan sobre relatos pero en conexión con las actuaciones sabiendo que los discursos orales son actos corporales también.“... todos los hábitos son disposiciones afectivas:( ... ) una predisposición formada a través de la frecuente repetición de un número de actos específicos es parte íntima y fundamental de nosotros, (...) tales hábitos tienen poder porque son tan íntimamente parte de nosotros” (Connerton citado por Carozzi, 2002)
Suscribimos a la idea de que “los relatos de los conversos deben ser vistos como productos de procesos de transformación de identidades más que como informes objetivos de los antecedentes de su conversión” (Greil y Rudy citado por Frigerio A) . A partir de esto los relatos se adoptan como rastros, huellas, que hablan de“estados de situación “que ayudan a componer una línea interpretativa mediante recursos teóricos.
Las creencias son resultado de experiencias subjetivas y se presentan como un modo de conocer y explicar la realidad. Se trata de un cuerpo de saberes que no necesita constatación porque se fundamenta en la fe y para los miembros de la sociedad que las sostienen se les aparece como conocimiento objetivo. En el caso de las creencias religiosas- que nos remiten a nociones y comportamientos en torno a seres, fuerzas y poderes o potencias suprahumanos- las entendemos como prácticas interpretativas que ordenan el mundo significativo y son entendidas por sus protagonistas no sólo como convenientes sino inevitables, como parte integral de la naturaleza de las cosas.
“ Yo no sé qué sería mi vida sin mis santitos...sabes que no me imagino (Lidia)
“ ... yo sueño con él. Hasta dormida me guía. No me puedo imaginar qué es no
creer” (Myriam)
Considerar este mundo que tiene que ver con lo sobrenatural, los espíritus, los milagros, lo sagrado como fantasioso, irreal , puede ser razonable desde la lógica racional, pero desde la propia persona nada de lo que pasa es antinatural, sino precisamente lo más natural del mundo (Birman, 1992) . Myriam no tiene hijos, su esposo es diabético, sus padres ya fallecieron de modo que los santos la acompañan y protegen como una familia por eso afirma que ella con sus santos se siente en familia.
Sin embargo no todo está tan claro. Hay dificultades entre los propios estudiosos para precisar de qué se trata esta materia. McGuire señala que hay definiciones sustantivas que se ocupan de lo que es la religión, las hay funcionales, que apuntan a lo que la religión hace, y también estratégicas, que recalcan las consecuencias que arrojan las creencias religiosas.
Desde la perspectiva evolucionista el inglés Tylor (1870-1891) la definió como la creencia en la existencia de seres espirituales. El escocés James Frazer ( 1854-1941), autor de la mítica Rama Dorada, las vio como parte de un estadio de desarrollo intelectual de la humanidad que se interponía entre la magia y la ciencia, claramente evolucionista pero se ocupó de considerar los sistemas religiosos como productos históricos.
Otros autores preocupados por el funcionamiento de las instituciones en un momento de la historia, consideraron a la religión en sus aspectos socialmente integradores. Por ejemplo Emile Durkheim (1858-1917) afirmó que la religión constituye un sistema de creencias por el que los individuos se representan la sociedad a la que pertenecen. Las ceremonias y ritos tendrían la función de despertar y renovar periódicamente en los individuos los sentimientos de unidad y solidaridad con sus antepasados. Marcel Mauss (1872-1950) también sostuvo que los dioses constituyen representaciones de las sociedades.
Por su parte el inglés Radcliffe- Brown(1881-1955) quiso demostrar la relación existente entre sociedad y religión y observó que la concepción de la divinidad varía de acuerdo al tipo de organización social. Este interés de explicar la religión en relación al sistema social también fue puesto de manifiesto por E. Pritchard, aunque desde una perspectiva entre estructural y hermenéutica; en su obra “Brujería, oráculos y magia entre los Azande”, señaló que “... Sería grotesco describir la vida económica de los Azande en un libro sobre magia, oráculos, brujería, ya que la agricultura, la caza y recolección no son funciones de estas creencias y ritos, sino más bien las creencias y los ritos son función de la agricultura, la caza y la recolección”.
Estos aportes dejan claro que no tiene sentido la distinción entre el mundo de la naturaleza, racional y el mundo mítico, irracional, sino que forman parte de una realidad que se interrelaciona, y por eso no puede entenderse las manifestaciones sagradas sin tener en cuenta el contexto más amplio que les da sentido.
En los estudios etnográficos sobre los Ndembu, V. Turner (1920-1983) , que estuvo interesado en la función política del ritual concibe a éstos como mecanismos sociales de expulsión y resolución de conflictos sociales cuando otros dispositivos han fracasado. Desde este planteo los comportamientos simbólicos se presentan como reveladores de situaciones de crisis personal y social. Al decir esto permanece cerca de Durkheim que piensa que la religión debe ser considerada más que teniendo en cuenta su significado atendiendo su contribución al funcionamiento de los sistemas sociales.
Los trabajos de L.Strauss y el norteamericano Geertz (1926) también aportaron lo suyo a esta materia. L. Strauss explica las creencias religiosas como parte del orden estructural e inconsciente que está en la base de todo pensamiento primitivo y moderno. Para L.Strauss los hechos culturales son manifestación de la conciencia de estructuras fundamentales inherentes a la mente humana y por eso la cultura debe ser estudiada como un conjunto de sistemas simbólicos, de sistemas de comunicación.
La concepción Geertziana varía con lo dicho hasta ahora, entiende la religión como sistema cultural que da sentido a la existencia humana “ la religión es un sistema de símbolos que imprime a los hombres de forma poderosa y duradera un carácter y una motivación a través de la formulación de concepciones referentes a un ordenamiento general de la existencia, concepciones que están revestidas con un aura de realidad tal que las actitudes y motivaciones parecen singularmente verídicas “
Geertz concibe la religión como un sistema cultural, un sistema simbólico ( no una ideología) por lo tanto no necesita de los sistemas económicos para ser explicados. Como sistema de símbolos genera disposiciones prácticas. Estudiando los sistemas de Java y Bali concluyó que la religión se separa de otros discursos ( ciencia, estética) y tiene la función universal de establecer significados. Este modo de entenderlas dio lugar al reproche de que no tuvo en cuenta las condiciones históricas de existencia de éstas prácticas.
Una u otra de las interpretaciones pueden agruparse en dos grandes paradigmas que dominan la sociología y la antropología, uno que establece la primacía de la acción social y es más empirista , dentro del cual está la tradición norteamericana y otro, idealista, que revela la hegemonía del intelecto como estrategia.
Las transformaciones y reformulación del sistema capitalista a partir de la disolución del mundo bipolar, hicieron entrar en discusión también las interpretaciones de las creencias y prácticas religiosas. A partir de esto se produjo una suerte de renovación conceptual, por ejemplo indagando las prácticas religiosas en contacto con el campo de la economía. Los autores de la market theory of religión, se centraron en pensar la religión como un mercado y estuvieron abocados a la oferta del mercado religioso y no a la demanda cultural como se venía haciendo hasta este momento. El empleo de un conjunto de nociones que abrevan en la economía (monopolio, bienes religiosos, mercado religioso, desregulación) pone en evidencia el contexto de expansión global del mercado en el que se está pensando las creencias religiosas.
Lo primero que se quiere destacar desde esta corriente es que la expansión del mercado no indica una crisis del creer sino en última instancia de las creencias que alimentan el creer como también lo señala Hervieu-Léger ( 1996). La idea que sobrevuela es que los mecanismos de sostén de la memoria colectiva, que le dan sentido y vida a un presente y futuro, han entrado en crisis y por eso se reanima el pensamiento religioso , que es lo que está disponible para reparar la fractura del lazo social en la identificación colectiva .
II TRAMA
La modernidad en su disputa con la medievalidad recreó instrumentos de representación nuevos: racionalización, individualización y mundanización (Hervieu-Léger. 1996). El contrato entre sociedad y estado se construiría con estos dispositivos y como se pensaba el desarrollo social desde una matriz progresiva daba por supuesto que a la larga la razón sepultaría la cultura religiosa considerada ilógica. Contribuía de algún modo el hecho de que la razón, por más instrumental y mistificante que hoy la consideremos, presentaba una novedad frente a la centralidad de lo sobrenatural, anunciaba el progreso indefinido, la racionalización creciente y la acumulación infinita.
Actualmente se extiende la sospecha es que se ha roto ese contrato, el lazo entre sociedad y Estado que supo fundar la modernidad. Se problematiza este asunto desde la idea de que el lazo es un aglutinante, que generó una serie de dispositivos que supieron formar nuestras mentalidades y cuerpos para la actuación y el pensamiento para el “progreso y el futuro”. Este lazo, histórico, informando un tipo de mentalidad es el que se quebró; pero ocurre que las personas tienen que seguir esforzándose para ser humanos, constituirse como singulares, es decir fabricarse en identidades, por lo tanto se ven forzadas a explorar espacios socialmente existentes y ahí están las practicas religiosas para suturar este declive.
Desde esta perspectiva la religiosidad puede aflorar con mayor entonación en procesos de descomposición o debilitamiento de dispositivos institucionales y simbólicos que quisieron sustituirlas ( instituciones intermedias, utopía revolucionaria etc.) Así es que las creencias en imágenes, santos, trascendencias, no resulta desplazada totalmente por la racionalización, por más expansiva que haya sido, y por eso se puede ver que aún en procesos de fuerte urbanización, industrialización se mantienen las creencias religiosas
( Forni, 1986:16). Nuestros encuentros casuales y deliberados así lo demuestran.
:
Marcela se rió porque Juan Carlos se reconoció marxista.
“ Bien que me pidió que le rezara a San Expedito para
conseguir trabajo”. ( Mercedes, devota de S. Expedito)
Graciela dice ser agnóstica y declara que el año 2003
fumigó su casa con sahumerios de nardo ( alguién le dijo
que atraía trabajo)y fue el año que más trabajó.
Rosa le reza y prende velas a Santa Lucía protectora de la vista porque ella tuvo un accidente en su ojo derecho cuando estaba embarazada y su ofrenda fue llamar a su hija Lucía.
Lidia es apegada a San Ramón, patrono de las embarazadas.Tuvo 6 hijos y siempre la protegió. A su vez reconoce que le tiene fe a la Virgen de Luján y al Gauchito Gil.
Catalina está preocupada por su salud y es una eterna devota de San Pantaleón aliviador del cuerpo y el alma, y cuando va al Chaco a visitar a su hermano pasa por el altar del Gauchito Gil en Corrientes.
Lorena dice que es inconstante, para los sentimientos, siempre ando con rollos con mis parejas y por eso le rezo a San Benito que atiende las causas de los afligidos, los enfermos y los pobres también.
Marina se declara con “ pocas pulgas para la iglesia” y “si algo existe, si existe Dios, todo es parte de lo mismo... a mí me parece... forma parte de la misma fuerza...
La fe ofrece el canal por el que fluye lo divino y trascendente y puede solventar la realidad incierta de las personas participándole de sus propiedades. Tienen significado para quienes creen en un orden institucional y social como reflujo de la estructura divina del cosmos, de la naturaleza.
En los sectores populares podemos reconocer que se dota de sentido a las cosas, las relaciones, el poder, el sufrimiento, la enfermedad, con aportes de diversos campos ( mitos, creencias, ciencia ) del pensamiento que ofrece justificaciones pero también la participación una comunidad de trascendencia.
De las experiencias compartidas y los relatos escuchados es posible apreciar que hay una voluntad de respeto y veneración hacia lo divino como manifestación de lo sagrado, que se puede comprender desde el conocimiento de la presencia de un sustrato religioso más que racional de la vida cotidiana de gran parte de la sociedad en nuestra cultura americana. R. Kusch supo encontrar en América profunda ( 1962) esto de lo que hablamos cuando señaló que en América se vive en el aquí y ahora de lo que pasa, de lo que hay y está , cuestión que no está apreciada por Occidente que apuesta al futuro. En América las personas nos convertimos en vaqueanas para domesticar lo imperfecto, injusto, transitorio, inseguro, precario, oscuro, ingobernable e innombrable. Lo sagrado conduce lo inconducente en la vida real donde se comparte la fragilidad de la vida y el desamparo ( Forni,F, 1986, Semán ,P 2001)
Al participar del orden divino, los fragmentos de realidad reciben la apariencia de inevitabilidad y durabilidad análoga a la atribuida a los dioses. Mediante esta operación la vulnerabilidad, la inconsistencia, la inestabilidad y “los imponderables de la vida” son elevados por encima de las contingencias humanas.
También en nuestro trabajo de campo se planteó otro aspecto que explica la creencia en santos populares más allá del fundamento filosófico que nos comparte Kusch y este tuvo que ver con un interrogante que surgió de los propios entrevistados, en este caso Cristina, ¿Por qué prometer a los santos y no a Dios directamente para los milagros?. Pudimos entender que comprometer la voluntad de Dios es abusivo; se trata de la autoridad celestial, la voluntad divina y superior y prometer implica inducir, provocar al otro para que cumpla lo cual, para un pensamiento modesto , no en el sentido de precario, sino de humildad, sería desautorizar lo sagrado como totalmente otro, como extraordinario por pequeñeces, por eso los santos se vuelven altamente funcionales y aunque jerárquicamente no gozan de la misma posición son excelentes mediadores.
RELIGIOSIDAD POPULAR Y NUEVOS MOVIMIENTOS RELIGIOSOS
Las modalidades de creencias no se agotan en las religiosas. Existen distintos modos de representarse, explicarse y significar la realidad. Durante mucho tiempo se desmereció las formas que no encuadraban en el orden racional como ilógicas o sinsentidos, pero también es incorrecto el planteo romántico y demagógico de enaltecer todo cuanto proviene de las fuentes populares porque desconoce que estos sectores producen su vida en el contexto socioeconómico e ideológico capitalista y no están al margen de él sino formando parte con sostenidos intercambios. Presentarlos como alternativas de suma cero deshistoriza las experiencias de intercambio desigual y opaca las influencias recíprocas entre cultura hegemónica/ subalternas.
En América Latina el abordaje de la religiosidad popular se convierte en un elemento vital para la comprensión de la cultura y el proceso de descolonización epistémica para instalar un pensamiento que abreve en fuentes e intereses propios. No es entender la religiosidad popular dentro de la simple ecuación pobreza-religiosidad , tampoco formando parte de un esquema de pensamiento carente de lógica y cercano a la superstición; se propone apreciarla como modo alternativo de pensar y significar el mundo que tienen los sectores populares y se caracteriza por la propiedad de movilizar supuestos culturales preexistentes donde se conjugan y ponen en escena relaciones entre la vida cotidiana, supuestos culturales y prácticas religiosas.
Entendemos a la religiosidad popular como aquella que abarca prácticas, creencias y estilos de expresión religiosa informales, que carecen de la sanción oficial, formal de las estructuras de la iglesia dominante. ( Massolo, 1999. 109)
Ciertos autores, entre ellos Forni ( 1986) dicen que el punto de la relación formal/informal no es consistente porque éstas expresiones religiosas que nacen como contrahegmónicas suelen terminar reguladas por la iglesia católica. Esto llevaría a pensar la religiosidad popular no por fuera de la iglesia católica sino en complementación con ella, a veces confrontando y a veces negociando.
Miguez ( 1998) por ejemplo entiende que los devotos de santos permanecen en la iglesia oficial porque alimenta la esperanza de que en algún momento se puede producir la intervención de lo sagrado para la solución de los problemas.
Varios autores suscriben al estudio de las creencias en santos populares como parte de “nuevos movimientos religiosos”. Se trata de aquellos colectivos que ante la ausencia de una cosmovisión religiosa unificada y hegemónica en la cultura pública, se distinguen por sus prácticas y creencias ligadas a lo sagrado pero relativamente ajenas a la definición y relación de la religión vinculada a la iglesia.
Hablar de nuevos movimientos religiosos implica poner el acento en el carácter novedoso probablemente desde el punto de vista histórico, en cambio si hablamos de movimientos solamente, el hincapié está en las operaciones que los grupos realizan tal vez sobre un sustrato ya existente explorando y aprobando nuevos elementos simbólicos, valores, sentimientos etc. Este aspecto es importante porque se enfatiza las acciones sociales que realizan los sujetos, es decir se concibe al individuo como sujeto activo que toma decisiones respecto de los bienes religiosos del grupo de pertenencia y de las relaciones que entabla con otros. Se trata de rescatar ese proceso de dudas, elecciones, negociaciones, complicaciones y complicidades que involucran a los individuos y al grupo religioso.
Esto implica a su vez que se trata de un proceso de avances y retrocesos, movilizado por conflictivas situaciones sociales, experiencias culturales, políticas, personales. Otra cosa que se tiene en cuenta desde esta perspectiva es que la apropiación temporal o definitiva de nuevas identidades religiosas disponibles puede estar motivada por distintas motivaciones: deseos del propio individuo, exigencias del medio social, incidencia del mercado, de los medios de comunicación de masas o de las políticas públicas.
Lo peculiar de estos movimientos varía según los autores: Algunos resaltan su transversalidad social ( Niebuhr,1929) , otros su antagonismo con la propuesta religiosa tradicional ( Stark y Bainbridge, 1980) , también están quienes creen que lo predominante es el proceso de conversión donde advierten limitaciones del proceso de adaptación y por eso las conciben como procesos muy contradictorios que hace que tengan que ser refrendados de manera permanente..
Otro asunto de importancia es que la religiosidad contribuye a definir identidades.
Las identidades son formas de responder a la necesidad de distinguirse en el universo de las semejanzas. No se trata de un proceso uniforme, ni estable ni continuo. Tampoco se adoptan identidades en bloque: católico, Umbanda, kandomblé, evangelista, agnóstico más bien se trata de un juego de identidades que se desarrollan en diferentes planos.
Las identificaciones varían si tienen motivaciones personales: para distingüirse personalmente de los otros del grupo de pertenencia (Soy de S.Expedito, Soy de la virgen del Valle, soy mai ); sociales: para denotar las características que se comparten con los componentes del grupo al que se pertenece:(Soy católica, Evangelista, Kandomblé.) o para comprometerse con una comunidad mayor que le hace formar parte de un “nosotros” como comunidad moral, emocional y social y que implica la posibilidad de fines y/o derechos colectivos ( Frigerio 2004). Este último nivel no se pudo constatar de manera explícita en nuestras entrevistas; ninguno de nuestros informantes reconoció acciones que traduzcan la pertenencia activa, militante a una comunidad. Admiten participar de una comunidad imaginada (católicos, evangelistas) pero no sostienen compromisos efectivos de acción y/o participación para el logro de mejoras en el posicionamiento colectivo. Sin embargo, se distingue un nivel de involucramiento implícito que no suelen tener otras prácticas, por ejemplo si consideramos que la difusión de la existencia de un santo, la promoción de los preceptos o doctrina en una charla, la invitación a conocer el museo Candomblé, pueden considerarse modos de participación donde el compromiso afectivo y moral.
Se puede observar que existe un proceso de amplitud y variación en las creencias: en las entrevistas se pudo observar el fenómeno del tránsito entre distintas creencias y filiaciones según las necesidades del momento personal, social, laboral, asimismo un notable
debilitamiento de la unidad y homogeneidad en las identificaciones socio-culturales.
III LAS CREENCIAS COMO PERFORMATIVAS
El viejo paradigma de la conversión pensó en términos de radicalidad la transformación de la identidad, cosa que observamos que a veces se manifiesta y a veces no. Entendió que las transformaciones involucran creencias, valores, comportamientos, lealtades interpersonales, estilos de vida. Se trataría de un proceso completo. También identificó algunas etapas más o menos estables que se presentarían a lo largo del proceso: reconstrucción biográfica, monopolio del esquema interpretativo, monitoreo de todas las esferas de la vida.
Catalina, devota de S. Pantaleón, resalta que no experimentó un cambio radical en su vida de fe, que en todo caso siempre tuvo una existencia inestable, insegura, hasta se podría decir que el antes estaba mejor porque gozaba de juventud, aunque ahora tiene paz, está tranquila.Señala que no es muy devota pero siempre tuvo esa disposición hacia los santos, un poco inculcada por su madre y cree que probablemente le hubiese ido peor si no era respetuosa con esa parte de ella, es decir la creyente. Lo que la ayuda es tener fe y compara su situación con la de su prima.
“Estudió pero es una mujer “sufrida, histérica y aburrida, para qué le sirve si no tiene fe, eso que le da misterio a la vida”
.
Vos no me reconocerías, no soy una carmelita descalza, pero si antes andaba en tacos ahora uso franciscanas...para que me entiendas( Lorena)
Miriam refiere que siempre fue desprendida, incluso para prestar dinero. Está en una situación de stand- by con su marido aunque viven en la misma casa y el cambio que reconoce es que encara los problemas de otro modo: antes sufría por la falta de correspondencia de sus actos por parte de los demás y ahora se asume así y no se hace demasiados problemas.
Estas experiencias no encuentran en las creencias responsabilidad objetiva de las transformaciones experimentadas: tener paz, adecuarse a las frustraciones, puede lograrse sin el auxilio de la fe. Se trata de historias en los que no hay un claro proceso de conversión que impliquen cambios asombrosos en las definiciones de la realidad, tampoco una base conceptual elaborada y una comunidad con la que el individuo pueda interactuar y sostener su nueva identidad.
No se trata de un adepto que cambió totalmente su vida para integrarse a una nueva religión y permanece en ella el resto de su vida; más bien se trata de personas que expresan una fuerte movilidad religiosa, que transforman sus ideas y prácticas relacionadas con lo sagrado en un marco de amplitud, transitoriedad y flexibilidad ( Garma Navarro, C. 1999) . Tampoco tienen el carácter militante de los conversos que reconocen una identidad colectiva además de social y personal. Son personas que buscan formas de espiritualidad movilizadas por situaciones o episodios puntuales y que reavivan estrategias de expresión ya instaurada socialmente.
.Sin embargo no por eso queremos restarse importancia, porque estas modalidades de actuación y pensamiento pueden considerarse desde un contenido emancipatorio en tanto dan cuenta de un proceso de producción y responsabilidad de su propia biografía.
Miriam siempre tuvo fe en los santos. Hoy combina San Expedito con San Cayetano y San Honofre, protector de los enfermos. También probó con ciertos duendes milagrosos promovidos por la televisión y que fueron una estafa comercial” Fui una tonta, pero me sirvió, gracias a ella me di cuenta que debo ser más cuidadosa, todo sirve”.
Asiste semanalmente a un espiritista que la ayuda a tomar decisiones y muchas veces consulta con una tarotista.” Si vos te entregas, crees y colaboras un poco, la ayuda siempre aparece”. En estas actuaciones que conllevan la toma de decisiones, la combinación de promesas, las variaciones de resultados, se promueven formas de reflexividad que sostienen o mejoran- real o simbólicamente - sus posiciones y además, se hacen en un contexto de revisión de prejuicios y discusión de moralidades establecidas.
“Yo creo en Dios y le prendo velas a S. Cayetano y San Honofre que es el santo de los enfermos...porque son mis dos grandes problemas...Bah! como los de tantos no!. A mí me sirve. Cuando tengo que ir a hacer un trámite al Pami por mi vieja también le prendo velas a la Virgen de Luján , porque no te dan bola...no es ir hacer el trámite y listo, ahora tenes que tener algún contacto para que te lo saquen sino te podes morir esperando y yo necesito ayuda de ALGUIEN, y siempre que tuve la mente en él salí...tampoco la pavada...no. ..Yo te digo, el día que me pase algo y tenga que ir a reclamar, no sé a encadenarme al obelisco, yo, mi virgen, santo, todo junto,... porque te dan una mano. (Teresa).
Las operaciones que apuntan a la transformación son de carácter interno y pueden ser de distinto orden, por ejemplo la afirmación de una cosmovisión legitimante de sus actos. Como se puede ver en Lidia. Ella es devota de la Virgen de Luján a la que le está muy agradecida porque sobrevivió a dos (de los seis) hijos que se le murieron jóvenes. Cuenta que tras la muerte del segundo estuvo a punto de “ meter a todos sus santos en una bolsa” y sacarlos del altarcito que tiene en la galería, pero un momento de “ iluminación “ la detuvo cuando pensó que si bien se los habían llevado Dios, no sufrió en su enfermedad más que el último día, y estuvo dos semanas antes de su muerte viviendo con ella “ horas maravillosas, me plantó plantas, me pintó la pieza, salimos juntos y nos divertimos muchísimo, ahora él está en la gloria ”. No le parecía justo abandonar su fe. La virgen en realidad le había ayudado. La ecuación es entonces, el ruego y luego la construcción de la reafirmación total o parcial de la demanda donde sobresale un proceso de reacomodamiento de situaciones y respuestas, regulación de expectativas, manipulación de los imponderables, dirigido a la reafirmación de la fe, a la no contradicción de su presencia y acompañamiento. De lo que hablan estas experiencias es de una fuerte motivación para creer porque la disposición a la legitimación de su existencia, la modestia de expectativas se comprender en el contexto de evitar el sufrimiento de las frustraciones con el agravante de verse forzado a abandonar la creencia.
Recientemente Lidia pudo reafirmar su acertada decisión porque la Virgen le respondió a los ruegos de que no lloviera un sábado porque era el cumpleaños de su nieto (Leonardo, hijo de su otra hija fallecida). La lluvia fue de madrugada permitiendo que todos los amigos de su nieto se fueran cómodamente a sus hogares.
También la experiencia de Myriam habla de una disposición constante a la búsqueda de oportunidades para creer. Las personas se acercan a los santos en busca de protección y ayuda para recibir algo a cambio de sus rezos y sus promesas, para que respalden su acción humana (falible ) con el poder sobrenatural. El cumplimiento de sus demandas puede explicar la popularidad de los santos pero no únicamente. Lo que no significa que siempre recibirán la compensación. Para estos casos existen disculpas y justificaciones que permiten dejar margen para la renovación de la fe en el santo. Se busca lo que se percibe como recompensas, y evita lo que perciben como costos ( Stark y Bainbridge citado por Frigerio, 1999).
Sería egoísta pensar que todo me lo va a cumplir (Miriam)
A mí ya me dio pruebas, si me falla será porque no debe ser (Lorena)
Los tiempos de Dios no son tus tiempos ( le dijo Hernán en una consulta espiritista)
No habré pedido con la fuerza suficiente (Lidia)
Al disponer de diversos códigos se va operando con aquellos que menos decepción generan para explicarse porqué los ruegos no resultaron. Este proceder puede ser entendido como la persistencia de la ignorancia o lo podemos interpretar como parte de la agencia, el protagonismo subjetivo de las personas en la construcción y consecuencia de sus creencias. Es aquí cuando las creencias se vuelven prácticas, dejan de ser una pieza intelectual y pasan a ser una construcción en la acción, donde lo subjetivo y material se interpenetran, para hacernos ver el carácter preformativo de las creencias en tanto creer produce actos de confirmación de la fe, y por lo tanto podemos decir que la eficacia simbólica reside en la coparticipación.
Existe una amplia gama de procedimientos y técnicas que pueden encuadrarse dentro de las prácticas rituales para reafirmar y garantizar la creencia mediante el acto. Así nos encontramos con un universo de instrucciones para prender bien las velas, para limpiar los santos ( porque se cargan) , el conocimiento de los colores apropiados, ornamentos, fantasías y mantos para los altares, los cuidados para su instalación, imágenes; todos elementos que deben manipularse con respecto en el marco de ceremonias, procesiones, ritualizaciones, ruegos, cánticos, procedimientos , repeticiones matinales o nocturnas, que dotan de cierta estructuración cuidada y diferente a la vida cotidiana propia del espacio sagrado, pero también recalcan la participación de los sujetos en la producción de sentidos para constituirse personas creyentes y la reafirmación del orden sagrado al que pertenecen las creencias.
En el testimonio de Lidia se ve cómo al no poder evitarse la muerte de su hijo finalmente termina conforme con que el sufrimiento haya sido exiguo para su hijo antes de fallecer. Miriam, al no responder San Expedito a sus ruegos por la mejora del trabajo, intenta con San Cayetano y al negarse éste también trata con los duendes. Finalmente la consulta a un espiritista le provee de los recursos necesarios para hacer confluir sus demandas con un momento histórico y las estructuras de plausibilidad. Una verdadera construcción: “ Si vos ayudas sale”, dice Miriam.
Otro tema que está dando vueltas en este abordaje de las creencias en santos populares es el de las promesas y las compensaciones. El tema de los compensadores ha sido abordado con cuidado por la sociología de la religión porque, según su dirección, pueden distinguirse prácticas religiosas o mágicas. Aquellos que se dirigen a una recompensa específica, puntual estarían en la base de la oferta mágica, mientras los más generales serían propios de la religión. Desde el punto de vista teórico puede observarse un movimiento de compensadores específicos a generales en el proceso de institucionalización de las prácticas religiosas; a mayor burocratización las compensaciones son más generales.
Finalmente nos interesa desarrollar de manera más extensa lo que afirmamos más arriba acerca de la existencia de una corriente de pensamiento que encuentra en el mercado de creencias ciertas similitudes con el mercado de bienes y servicios.
Una de las características es la actitud demandante de los devotos (“siempre le pido”) que se emparenta con los intercambios mercantiles, de ahí la difusión de términos como mercado religioso, bienes religiosos.
También se observa una suerte de flexibilización de los contactos religiosos, hay constantes mudanzas conceptuales (santos, espíritus, duendes, piedras) .También se desacraliza el vínculo con los mediadores que adquiere un tono familiar y amistoso. Se trata de una relación fresca, no solemne, amigable y afectuosa que podría ser objetada frente al orden sagrado.
Yo había llegado tarde a la iglesia y ya estaba cerrada. Habían pasado 10 minutos y lo
ví al cura yéndose entonces me acerqué a él, y me habrá visto la cara de desesperación
que tenía, que me preguntó qué me pasaba y le explique, entonces me abrió la puerta y
me pidió que no me quedara una hora pero que después cuando me retirara le dijera
al portero que ya me iba. (Miriam)
Teresa habla con el santo en cualquier momento, si pasa por la imagen le tira un piropo o le hace alguna broma. Lo higieniza porque dice que se carga mucho de tanto pedirle y como vio que se había lastimado la rodilla le dijo “ si ya sé que te tengo las bolas llenas.”
Por eso podemos decir que la religiosidad popular ha pasado a ser un conjunto de procesos más o menos complejos, relacionados con formas autónomas de producción de significados religiosos que tienen en cuenta necesidades subjetivas, de comunicación emocional, contacto cara a cara, en contraste con formas frías de funcionamiento de la institución tradicional.( Massolo, 1999, 115)
Por otra parte, la situación de intercambio permanente con el santo da lugar a las semejanzas con las relaciones clientelares que se establecen con los partidos políticos y punteros.(Birman, 1992). Sin embargo aquí hay que distinguir que esta relación posee una carga simbólica positiva que trasciende cualitativamente los dones devueltos en las transacciones de bienes materiales y servicios que se reconoce en la relación política clientelar. En las experiencias consultadas la valoración de lo obtenido depende más de la operación del efecto mágico que de la magnitud objetiva de los mismos.
Resulta interesante esta perspectiva porque la religión no ha escapado, y no tiene porque hacerlo, a la expansión del mercado como semantizador de los sentidos culturales.
También se observa un proceso de autonomía subjetiva cuando el individuo elige los contenidos en función de sus necesidades como en una góndola de supermercado y por lo tanto se trata de una selección no coactiva. Sin embargo ( Carozzi, 1993) no debe darse por supuesta la correlación de los niveles de experiencia reflexiva -subjetiva y estructural porque se evidencian múltiples mediaciones entre ellos. .
Otra cuestión que apareció es la relevancia de lo mágico. La mayoría de nuestros entrevistados esperan resultados mágicos y con esto se está dando legitimidad a motivaciones religiosas que no tienen espacio en el marco de las actividades organizadas por la iglesia institucional. (Forni, 1986). A esta nueva situación las iglesias formales tratan de dar respuesta incorporando de manera creciente elementos mágicos como medio de acercamiento de los diversos credos ya que los males que reclaman ser combatidos no se contraponen con las creencias religiosas.
Carozzi (1993) emplea el concepto efecto mágico para referirse a la coproducción de los resultados entre el proveedor de magia y el receptor. Entre ellos se habilita un proceso de interpretación donde el devoto selecciona, chequea y transforma significados en función de la situación y los objetivos planteados. Los interactuantes comparten una lógica, un repertorio de definiciones, acciones y percepciones que hacen que se produzca una sintonía a partir del esfuerzo que hacen para conjugar significados.
Por ejemplo Miriam con sus rezos, el acto de prender velas, la mentalización y representación de sus ruegos, la emotividad que le imprime, cómo los actúa corporalmente y los encauza en la certeza de que se va cumplir. Los significados atribuidos a los resultados son a partir del conocimiento de sí mismo, de su historia, su temperamento y personalidad. Nadie mejor que uno para reconocer una trayectoria de vida “ a mi siempre me costaron las cosas”, “yo soy como mi viejo ,métele para delante”, “yo soy una mujer que nació con suerte”)e insertar en ella el segmento, el acontecimiento a significar como éxito o fracaso. El francés M.Mauss propuso que en la magia acto y representación son inseparables. La magia es una fuerza al mismo tiempo material y espiritual, ( Peirano, M ,2000 ) objetiva y subjetiva. El acto mágico se produce con una activa intervención del sujeto que lo disfruta, tiene significados evocativos, referenciales, pero también performativos.
La magia se monta en una cosmovisión previa, una perspectiva experiencial que ya aportó entrenamiento para las rutinas, los objetivos, la selección de procedimientos, de discursos y las evaluaciones que proviene de un proceso de socializaciòn familiar, social, escolar, cultural.
Cuando Semán ( 2000) nos dice” ...Advirtamos sobre el hecho de que las situaciones corporales son al mismo tiempo estados de ánimo, relaciones interpersonales y relaciones con el mundo sobrenatural engarzadas en una totalidad en que categorías físicas y morales, cuerpo y alma y formas sobrenaturales forman un continuo “ podemos tener una aproximación de aquello que estamos queriendo describir como perspectiva o cosmovisión donde se conjuga la situación social, la agencia personal con el efecto mágico.
Estas experiencias hablan de la caída de la potencia unificada de la religión y el incremento del pluralismo en las manifestaciones, creencias y prácticas. Hay algo de devociones heredadas y también encuentros casuales producto de una difusión más amplia en el mercado de los bienes religiosos. Asimismo la proliferación de creencias religiosas permite reflotar un sustrato de creencias que son parte de nuestro imaginario popular
Las creencias en santos populares debe verse como una textura, una trama del mundo que se activa en momentos diferentes y en espacios específicos, que lejos de existir como un contenido universal se hace uso situacionalmente, por ejemplo en las discontinuidades temporales, en las rupturas de lo previsible, en las marcas diferenciales del calendario.
Para mí no hay como San Expedito...mirá que yo debería ser devota de la virgen de Luján porque cuando fui a verla, ese domingo, que lloré tanto, dejé de probar una gota de alcohol, porque yo era alcohólica, y sin embargo es San Expedito con el que tengo honda .También le rezo a San Cayetano. (Miriam)
Semán señala que “ cuentan con la ventaja de que las personas son proclives a aceptar diferentes verdades que parecen ensamblarse sin tantas precauciones .El límite que ha sido manifestado con más frecuencia fue el Umbanda y la brujería para quienes se reserva las potencias del mal) encontrando en todas las vertientes religiosas “un núcleo común de verdad” ( Semán 2001) .
En la cosmovisión popular la interrelación entre lo sagrado y profano se convierte en un “un principio constitutivo de lo real” . El milagro como manifestación de lo divino no se vuelve excepcional como para la mentalidad moderna sino una manifestación que está a la orden del día. En este universo los ruegos satisfechos cobran apariencia de milagro.
El día 19 Miriam fue a pedirle a S. Expedito que se presentará de algún modo a su amigo, porque no era justo que sin haberle hecho nada la haya dejado de saludar. Cuando al medio día, apenas llegó de la misa él lo llamó por teléfono, para Miriam esto fue “ un milagro”
Que Juan haya conseguido la plata para el alquiler ( debíamos tres meses) era un milagro
Lorena.
Cuando Bárbara ( la hija de Noemí) no podía adelgazar y se aproximaba la fiesta de 15 años, Noemí fue puntual y recurrente en las visitas a la Virgen Desatanudos. Bárbara adelgazó 22 kilos y pudo lucir el vestido de “15” soñado. “Sólo un milagro lo hizo posible”
Todas estas confesiones niegan la supuesta incompatibilidad entre modernidad y pensamiento religioso porque en los sectores populares, y también en los otros sectores sociales, nunca desapareció el contenido sagrado de la existencia, estuvo y está ahí, aunque algunos autores evalúan la presencia de lo mágico como retorno ( Hervieu- Léger,D.1996).
Ocurre que ciertas condiciones históricas habilitan la frecuencia de su aparición y la continuidad de estas condiciones allana su profusión. Entonces estamos ante la presencia de un sustrato simbólico que permanece, y ante singulares combinaciones histórico-sociales aflora con más énfasis.
Siempre confié en algo. Yo pienso que algo superior existe y que él conoce nuestros dolores y alegrías...lo que yo hago es ponerme en manos de intermediarios que están más cerca de él, nada más. (Miriam devota de San Expedito)
Las enfermedades son un problema creciente en las familias de sectores populares ante el colapso del sistema de salud y esto explica el reclamo de sanación, salvación y cura en los relatos, por ello las distintas estrategias religiosas han incorporado paulatinamente la sanación como parte de su marketing de mantenimiento y ampliación de adeptos.
La mayoría de las personas con las que hemos conversado admiten haber asistido a curanderos y sanadores o espiritistas para resolver problemas de salud o espirituales. En sus relatos se observa la concepción unitaria de lo físico con lo espiritual, ya que la situación biológica –funcional de que se trata, de manera frecuente se conecta con el comportamiento y el ánimo, como así también con la voluntad. Un malestar en el estómago, en los huesos, en la cabeza usualmente proviene de un reconocimiento de que “se está lleno de problemas”, “no se lleva bien con sus hijos”,” tiene una mala relación con su madre”, “o hay distanciamiento con la familia”, “ no alcanza el dinero” , “ se perdió el trabajo”. La dolencia corporal, el sufrimiento moral, la sensibilidad emocional, la vida en el trabajo, los vínculos con la familia, son parte de una totalidad.
El error de separar las prácticas religiosas en un nivel mental y en otro comportamental se disipa aquí donde queda claro que forman parte de una unidad. Incluso Balch R. dice que primero cambia el comportamiento adoptando un nuevo rol sin mucha convicción y luego se desarrolla probablemente una fe que puede llegar a ser ilimitada.
Cuando se atribuye a la envidia, la hechicería, el mal, como razones que explican experiencias traumáticas o de enfermedad se demuestra la contigüidad de lo físico-anímico porque la presencia de estos seres sobrenaturales contribuye a mantener el equilibrio de los dos campos que la racionalidad occidental dividió arbitrariamente.
Cómo se conjugan estos elementos?. Dios, lo sobrenatural lo espiritual las almas, los ángeles, los males, son encuadradas en acontecimientos históricos, probadas en intercambios interpersonales, legitimadas o inhabilitadas en la educación, constatadas en conflictos etc, una verdadera trama que en particulares situaciones histórico-sociales y/o personales se potencian o adormecen; por esto coincidimos con Semán que las practicas religiosas se vuelven comprensibles puestas de manifiesto “ en un conjunto de representaciones que estructuran la percepción de la realidad, que influyen en el procesamiento de las situaciones..”. ( Semán,2000).
IV -COSTURA
Ajustamos el tono y ahora ofrecemos otra definición de creencia que no se distancia de la que empleamos pero tiene un carácter sintético: las creencias son modos de conciencia social que constituyen marcos interpretativos de los procesos sociales (Isla, 1999. 38).
Volvemos a recalcar la necesidad de dirigir la mirada a las condiciones históricas ( movimiento, clase, ideologías, instituciones) en las que emergen estas prácticas y discursos religiosos, sobre todo cuando entendimos que el culto a los santos es una manera de representar nuevas formas de ejercicio de poder y de configurar esperanza en contextos inestables o inseguros,
El debate sobre su potencialidad transformadora no se da por finalizado aún. Hay que agregar que las creencias como un modo de representación popular de la realidad no están fuera de la posición de subalternidad de estos sectores.
Para cerrar los enfoques destacamos dos planteos finalmente:
Las manifestaciones de religiosidad popular según interpretaciones menos esquemáticas tienen que se entendidas como una textura diferente que proporciona una matriz de lectura diferencial de la realidad pero que no se contrapone a la racional sino que convive y se pone en acción en momentos específicos, articulándose en una totalidad donde se relaciona Dios, el santo, el cielo, los seres humanos, los espíritus, la energía ( y hasta la revolución,) para conjugarlos en un cosmos armónico .
Las manifestaciones de religiosidad no están relacionadas a principios sistemáticos, se trata más bien de manifestaciones de sensibilidad emocional de un orden diferente al de la razón y por eso no se pueden reducir a explicaciones.
Nuestras entrevistas dan cuenta que todas las experiencias de fe con las que hemos tenido contacto se manifiestan a partir de un sustrato socio-familiar, de tradición cultural que comparte valores y percepciones del mundo que hace factible el encuentro con fuerzas, poderes, potencias sobrenaturales y que luego adopta direcciones variadas según las circunstancias socio históricas y nos remiten a una voluntad de creer.
Una cosmovisión que arrastra disposiciones que se aprenden en el proceso de socialización, modos de legitimar actos y pareceres, lugares desde donde se constituyen personas, con géneros y aspiraciones particulares, con actuaciones usuales que están disponibles por su situación social, de formación escolar, familiar, vecinal, barrial.
Se trata de prácticas de constitución de personas, sujetos sociales.
Las prácticas y creencias religiosas no son espacios de mediación existentes donde las personas desarrollan sus modos de ser creyentes. Son espacios de producción de una experiencia humana creyente. Porque las creencias mismas producen personas... producen creyentes.
Un entrecruzamiento sugerente y un hilo conductor: La práctica
voluntaria de creer para comprender
Margarita Kaminecky. 2015
I CONTORNOS E HISTORIA
La religión ha sido pensada de diferentes maneras, como un aceptado/ resistido instrumento de legitimación, como una expresión de la irracionalidad que nunca abandonó la humanidad, como un sistema cultural modelo. Vamos a partir de reconocerla como un conocimiento socialmente objetivado que colabora en la explicación y justificación del ordenamiento social .
En este trabajo nos proponernos desanudar algunos de los sentidos que se conjugan
en las historias de devoción a santos en personas socialmente pertenecientes a sectores populares entre quienes es una práctica muy difundida . Para ello nos proponemos relacionar creencias con acontecimientos, situaciones y experiencias para asomarnos al esquema cognitivo valorativo que orienta estas manifestaciones.
Partimos de la idea de que en tiempo de destituciones y declives institucionales el universo de las tecnologías subjetivas para hacer “nosotros” entre “otros” se vuelve elástico y las creencias son un recurso que está allí para su empleo.
El recorrido se inicia con algunas precisiones metodológicas que consideramos conducentes, para hacer visible el debate planteado en la etnología como método de abordaje de procesos simbólicos, luego se hilvana con aquellos planteos teóricos que ayudan a comprender las historias de nuestros devotos/as y finalmente, se arregla una breve conclusión sustanciada en conjeturas que se vieron de algún modo constatadas.
Nuestras ambiciones se encuentran limitadas a una serie finita de entrevistas con observaciones contextuales. Hemos obtenido información en charlas informales iniciales en las que predominó el carácter libre y asociativo en el intercambio y entrevistas formales acordadas.
Nuestras interpretaciones se efectúan sobre relatos pero en conexión con las actuaciones sabiendo que los discursos orales son actos corporales también.“... todos los hábitos son disposiciones afectivas:( ... ) una predisposición formada a través de la frecuente repetición de un número de actos específicos es parte íntima y fundamental de nosotros, (...) tales hábitos tienen poder porque son tan íntimamente parte de nosotros” (Connerton citado por Carozzi, 2002)
Suscribimos a la idea de que “los relatos de los conversos deben ser vistos como productos de procesos de transformación de identidades más que como informes objetivos de los antecedentes de su conversión” (Greil y Rudy citado por Frigerio A) . A partir de esto los relatos se adoptan como rastros, huellas, que hablan de“estados de situación “que ayudan a componer una línea interpretativa mediante recursos teóricos.
Las creencias son resultado de experiencias subjetivas y se presentan como un modo de conocer y explicar la realidad. Se trata de un cuerpo de saberes que no necesita constatación porque se fundamenta en la fe y para los miembros de la sociedad que las sostienen se les aparece como conocimiento objetivo. En el caso de las creencias religiosas- que nos remiten a nociones y comportamientos en torno a seres, fuerzas y poderes o potencias suprahumanos- las entendemos como prácticas interpretativas que ordenan el mundo significativo y son entendidas por sus protagonistas no sólo como convenientes sino inevitables, como parte integral de la naturaleza de las cosas.
“ Yo no sé qué sería mi vida sin mis santitos...sabes que no me imagino (Lidia)
“ ... yo sueño con él. Hasta dormida me guía. No me puedo imaginar qué es no
creer” (Myriam)
Considerar este mundo que tiene que ver con lo sobrenatural, los espíritus, los milagros, lo sagrado como fantasioso, irreal , puede ser razonable desde la lógica racional, pero desde la propia persona nada de lo que pasa es antinatural, sino precisamente lo más natural del mundo (Birman, 1992) . Myriam no tiene hijos, su esposo es diabético, sus padres ya fallecieron de modo que los santos la acompañan y protegen como una familia por eso afirma que ella con sus santos se siente en familia.
Sin embargo no todo está tan claro. Hay dificultades entre los propios estudiosos para precisar de qué se trata esta materia. McGuire señala que hay definiciones sustantivas que se ocupan de lo que es la religión, las hay funcionales, que apuntan a lo que la religión hace, y también estratégicas, que recalcan las consecuencias que arrojan las creencias religiosas.
Desde la perspectiva evolucionista el inglés Tylor (1870-1891) la definió como la creencia en la existencia de seres espirituales. El escocés James Frazer ( 1854-1941), autor de la mítica Rama Dorada, las vio como parte de un estadio de desarrollo intelectual de la humanidad que se interponía entre la magia y la ciencia, claramente evolucionista pero se ocupó de considerar los sistemas religiosos como productos históricos.
Otros autores preocupados por el funcionamiento de las instituciones en un momento de la historia, consideraron a la religión en sus aspectos socialmente integradores. Por ejemplo Emile Durkheim (1858-1917) afirmó que la religión constituye un sistema de creencias por el que los individuos se representan la sociedad a la que pertenecen. Las ceremonias y ritos tendrían la función de despertar y renovar periódicamente en los individuos los sentimientos de unidad y solidaridad con sus antepasados. Marcel Mauss (1872-1950) también sostuvo que los dioses constituyen representaciones de las sociedades.
Por su parte el inglés Radcliffe- Brown(1881-1955) quiso demostrar la relación existente entre sociedad y religión y observó que la concepción de la divinidad varía de acuerdo al tipo de organización social. Este interés de explicar la religión en relación al sistema social también fue puesto de manifiesto por E. Pritchard, aunque desde una perspectiva entre estructural y hermenéutica; en su obra “Brujería, oráculos y magia entre los Azande”, señaló que “... Sería grotesco describir la vida económica de los Azande en un libro sobre magia, oráculos, brujería, ya que la agricultura, la caza y recolección no son funciones de estas creencias y ritos, sino más bien las creencias y los ritos son función de la agricultura, la caza y la recolección”.
Estos aportes dejan claro que no tiene sentido la distinción entre el mundo de la naturaleza, racional y el mundo mítico, irracional, sino que forman parte de una realidad que se interrelaciona, y por eso no puede entenderse las manifestaciones sagradas sin tener en cuenta el contexto más amplio que les da sentido.
En los estudios etnográficos sobre los Ndembu, V. Turner (1920-1983) , que estuvo interesado en la función política del ritual concibe a éstos como mecanismos sociales de expulsión y resolución de conflictos sociales cuando otros dispositivos han fracasado. Desde este planteo los comportamientos simbólicos se presentan como reveladores de situaciones de crisis personal y social. Al decir esto permanece cerca de Durkheim que piensa que la religión debe ser considerada más que teniendo en cuenta su significado atendiendo su contribución al funcionamiento de los sistemas sociales.
Los trabajos de L.Strauss y el norteamericano Geertz (1926) también aportaron lo suyo a esta materia. L. Strauss explica las creencias religiosas como parte del orden estructural e inconsciente que está en la base de todo pensamiento primitivo y moderno. Para L.Strauss los hechos culturales son manifestación de la conciencia de estructuras fundamentales inherentes a la mente humana y por eso la cultura debe ser estudiada como un conjunto de sistemas simbólicos, de sistemas de comunicación.
La concepción Geertziana varía con lo dicho hasta ahora, entiende la religión como sistema cultural que da sentido a la existencia humana “ la religión es un sistema de símbolos que imprime a los hombres de forma poderosa y duradera un carácter y una motivación a través de la formulación de concepciones referentes a un ordenamiento general de la existencia, concepciones que están revestidas con un aura de realidad tal que las actitudes y motivaciones parecen singularmente verídicas “
Geertz concibe la religión como un sistema cultural, un sistema simbólico ( no una ideología) por lo tanto no necesita de los sistemas económicos para ser explicados. Como sistema de símbolos genera disposiciones prácticas. Estudiando los sistemas de Java y Bali concluyó que la religión se separa de otros discursos ( ciencia, estética) y tiene la función universal de establecer significados. Este modo de entenderlas dio lugar al reproche de que no tuvo en cuenta las condiciones históricas de existencia de éstas prácticas.
Una u otra de las interpretaciones pueden agruparse en dos grandes paradigmas que dominan la sociología y la antropología, uno que establece la primacía de la acción social y es más empirista , dentro del cual está la tradición norteamericana y otro, idealista, que revela la hegemonía del intelecto como estrategia.
Las transformaciones y reformulación del sistema capitalista a partir de la disolución del mundo bipolar, hicieron entrar en discusión también las interpretaciones de las creencias y prácticas religiosas. A partir de esto se produjo una suerte de renovación conceptual, por ejemplo indagando las prácticas religiosas en contacto con el campo de la economía. Los autores de la market theory of religión, se centraron en pensar la religión como un mercado y estuvieron abocados a la oferta del mercado religioso y no a la demanda cultural como se venía haciendo hasta este momento. El empleo de un conjunto de nociones que abrevan en la economía (monopolio, bienes religiosos, mercado religioso, desregulación) pone en evidencia el contexto de expansión global del mercado en el que se está pensando las creencias religiosas.
Lo primero que se quiere destacar desde esta corriente es que la expansión del mercado no indica una crisis del creer sino en última instancia de las creencias que alimentan el creer como también lo señala Hervieu-Léger ( 1996). La idea que sobrevuela es que los mecanismos de sostén de la memoria colectiva, que le dan sentido y vida a un presente y futuro, han entrado en crisis y por eso se reanima el pensamiento religioso , que es lo que está disponible para reparar la fractura del lazo social en la identificación colectiva .
II TRAMA
La modernidad en su disputa con la medievalidad recreó instrumentos de representación nuevos: racionalización, individualización y mundanización (Hervieu-Léger. 1996). El contrato entre sociedad y estado se construiría con estos dispositivos y como se pensaba el desarrollo social desde una matriz progresiva daba por supuesto que a la larga la razón sepultaría la cultura religiosa considerada ilógica. Contribuía de algún modo el hecho de que la razón, por más instrumental y mistificante que hoy la consideremos, presentaba una novedad frente a la centralidad de lo sobrenatural, anunciaba el progreso indefinido, la racionalización creciente y la acumulación infinita.
Actualmente se extiende la sospecha es que se ha roto ese contrato, el lazo entre sociedad y Estado que supo fundar la modernidad. Se problematiza este asunto desde la idea de que el lazo es un aglutinante, que generó una serie de dispositivos que supieron formar nuestras mentalidades y cuerpos para la actuación y el pensamiento para el “progreso y el futuro”. Este lazo, histórico, informando un tipo de mentalidad es el que se quebró; pero ocurre que las personas tienen que seguir esforzándose para ser humanos, constituirse como singulares, es decir fabricarse en identidades, por lo tanto se ven forzadas a explorar espacios socialmente existentes y ahí están las practicas religiosas para suturar este declive.
Desde esta perspectiva la religiosidad puede aflorar con mayor entonación en procesos de descomposición o debilitamiento de dispositivos institucionales y simbólicos que quisieron sustituirlas ( instituciones intermedias, utopía revolucionaria etc.) Así es que las creencias en imágenes, santos, trascendencias, no resulta desplazada totalmente por la racionalización, por más expansiva que haya sido, y por eso se puede ver que aún en procesos de fuerte urbanización, industrialización se mantienen las creencias religiosas
( Forni, 1986:16). Nuestros encuentros casuales y deliberados así lo demuestran.
:
Marcela se rió porque Juan Carlos se reconoció marxista.
“ Bien que me pidió que le rezara a San Expedito para
conseguir trabajo”. ( Mercedes, devota de S. Expedito)
Graciela dice ser agnóstica y declara que el año 2003
fumigó su casa con sahumerios de nardo ( alguién le dijo
que atraía trabajo)y fue el año que más trabajó.
Rosa le reza y prende velas a Santa Lucía protectora de la vista porque ella tuvo un accidente en su ojo derecho cuando estaba embarazada y su ofrenda fue llamar a su hija Lucía.
Lidia es apegada a San Ramón, patrono de las embarazadas.Tuvo 6 hijos y siempre la protegió. A su vez reconoce que le tiene fe a la Virgen de Luján y al Gauchito Gil.
Catalina está preocupada por su salud y es una eterna devota de San Pantaleón aliviador del cuerpo y el alma, y cuando va al Chaco a visitar a su hermano pasa por el altar del Gauchito Gil en Corrientes.
Lorena dice que es inconstante, para los sentimientos, siempre ando con rollos con mis parejas y por eso le rezo a San Benito que atiende las causas de los afligidos, los enfermos y los pobres también.
Marina se declara con “ pocas pulgas para la iglesia” y “si algo existe, si existe Dios, todo es parte de lo mismo... a mí me parece... forma parte de la misma fuerza...
La fe ofrece el canal por el que fluye lo divino y trascendente y puede solventar la realidad incierta de las personas participándole de sus propiedades. Tienen significado para quienes creen en un orden institucional y social como reflujo de la estructura divina del cosmos, de la naturaleza.
En los sectores populares podemos reconocer que se dota de sentido a las cosas, las relaciones, el poder, el sufrimiento, la enfermedad, con aportes de diversos campos ( mitos, creencias, ciencia ) del pensamiento que ofrece justificaciones pero también la participación una comunidad de trascendencia.
De las experiencias compartidas y los relatos escuchados es posible apreciar que hay una voluntad de respeto y veneración hacia lo divino como manifestación de lo sagrado, que se puede comprender desde el conocimiento de la presencia de un sustrato religioso más que racional de la vida cotidiana de gran parte de la sociedad en nuestra cultura americana. R. Kusch supo encontrar en América profunda ( 1962) esto de lo que hablamos cuando señaló que en América se vive en el aquí y ahora de lo que pasa, de lo que hay y está , cuestión que no está apreciada por Occidente que apuesta al futuro. En América las personas nos convertimos en vaqueanas para domesticar lo imperfecto, injusto, transitorio, inseguro, precario, oscuro, ingobernable e innombrable. Lo sagrado conduce lo inconducente en la vida real donde se comparte la fragilidad de la vida y el desamparo ( Forni,F, 1986, Semán ,P 2001)
Al participar del orden divino, los fragmentos de realidad reciben la apariencia de inevitabilidad y durabilidad análoga a la atribuida a los dioses. Mediante esta operación la vulnerabilidad, la inconsistencia, la inestabilidad y “los imponderables de la vida” son elevados por encima de las contingencias humanas.
También en nuestro trabajo de campo se planteó otro aspecto que explica la creencia en santos populares más allá del fundamento filosófico que nos comparte Kusch y este tuvo que ver con un interrogante que surgió de los propios entrevistados, en este caso Cristina, ¿Por qué prometer a los santos y no a Dios directamente para los milagros?. Pudimos entender que comprometer la voluntad de Dios es abusivo; se trata de la autoridad celestial, la voluntad divina y superior y prometer implica inducir, provocar al otro para que cumpla lo cual, para un pensamiento modesto , no en el sentido de precario, sino de humildad, sería desautorizar lo sagrado como totalmente otro, como extraordinario por pequeñeces, por eso los santos se vuelven altamente funcionales y aunque jerárquicamente no gozan de la misma posición son excelentes mediadores.
RELIGIOSIDAD POPULAR Y NUEVOS MOVIMIENTOS RELIGIOSOS
Las modalidades de creencias no se agotan en las religiosas. Existen distintos modos de representarse, explicarse y significar la realidad. Durante mucho tiempo se desmereció las formas que no encuadraban en el orden racional como ilógicas o sinsentidos, pero también es incorrecto el planteo romántico y demagógico de enaltecer todo cuanto proviene de las fuentes populares porque desconoce que estos sectores producen su vida en el contexto socioeconómico e ideológico capitalista y no están al margen de él sino formando parte con sostenidos intercambios. Presentarlos como alternativas de suma cero deshistoriza las experiencias de intercambio desigual y opaca las influencias recíprocas entre cultura hegemónica/ subalternas.
En América Latina el abordaje de la religiosidad popular se convierte en un elemento vital para la comprensión de la cultura y el proceso de descolonización epistémica para instalar un pensamiento que abreve en fuentes e intereses propios. No es entender la religiosidad popular dentro de la simple ecuación pobreza-religiosidad , tampoco formando parte de un esquema de pensamiento carente de lógica y cercano a la superstición; se propone apreciarla como modo alternativo de pensar y significar el mundo que tienen los sectores populares y se caracteriza por la propiedad de movilizar supuestos culturales preexistentes donde se conjugan y ponen en escena relaciones entre la vida cotidiana, supuestos culturales y prácticas religiosas.
Entendemos a la religiosidad popular como aquella que abarca prácticas, creencias y estilos de expresión religiosa informales, que carecen de la sanción oficial, formal de las estructuras de la iglesia dominante. ( Massolo, 1999. 109)
Ciertos autores, entre ellos Forni ( 1986) dicen que el punto de la relación formal/informal no es consistente porque éstas expresiones religiosas que nacen como contrahegmónicas suelen terminar reguladas por la iglesia católica. Esto llevaría a pensar la religiosidad popular no por fuera de la iglesia católica sino en complementación con ella, a veces confrontando y a veces negociando.
Miguez ( 1998) por ejemplo entiende que los devotos de santos permanecen en la iglesia oficial porque alimenta la esperanza de que en algún momento se puede producir la intervención de lo sagrado para la solución de los problemas.
Varios autores suscriben al estudio de las creencias en santos populares como parte de “nuevos movimientos religiosos”. Se trata de aquellos colectivos que ante la ausencia de una cosmovisión religiosa unificada y hegemónica en la cultura pública, se distinguen por sus prácticas y creencias ligadas a lo sagrado pero relativamente ajenas a la definición y relación de la religión vinculada a la iglesia.
Hablar de nuevos movimientos religiosos implica poner el acento en el carácter novedoso probablemente desde el punto de vista histórico, en cambio si hablamos de movimientos solamente, el hincapié está en las operaciones que los grupos realizan tal vez sobre un sustrato ya existente explorando y aprobando nuevos elementos simbólicos, valores, sentimientos etc. Este aspecto es importante porque se enfatiza las acciones sociales que realizan los sujetos, es decir se concibe al individuo como sujeto activo que toma decisiones respecto de los bienes religiosos del grupo de pertenencia y de las relaciones que entabla con otros. Se trata de rescatar ese proceso de dudas, elecciones, negociaciones, complicaciones y complicidades que involucran a los individuos y al grupo religioso.
Esto implica a su vez que se trata de un proceso de avances y retrocesos, movilizado por conflictivas situaciones sociales, experiencias culturales, políticas, personales. Otra cosa que se tiene en cuenta desde esta perspectiva es que la apropiación temporal o definitiva de nuevas identidades religiosas disponibles puede estar motivada por distintas motivaciones: deseos del propio individuo, exigencias del medio social, incidencia del mercado, de los medios de comunicación de masas o de las políticas públicas.
Lo peculiar de estos movimientos varía según los autores: Algunos resaltan su transversalidad social ( Niebuhr,1929) , otros su antagonismo con la propuesta religiosa tradicional ( Stark y Bainbridge, 1980) , también están quienes creen que lo predominante es el proceso de conversión donde advierten limitaciones del proceso de adaptación y por eso las conciben como procesos muy contradictorios que hace que tengan que ser refrendados de manera permanente..
Otro asunto de importancia es que la religiosidad contribuye a definir identidades.
Las identidades son formas de responder a la necesidad de distinguirse en el universo de las semejanzas. No se trata de un proceso uniforme, ni estable ni continuo. Tampoco se adoptan identidades en bloque: católico, Umbanda, kandomblé, evangelista, agnóstico más bien se trata de un juego de identidades que se desarrollan en diferentes planos.
Las identificaciones varían si tienen motivaciones personales: para distingüirse personalmente de los otros del grupo de pertenencia (Soy de S.Expedito, Soy de la virgen del Valle, soy mai ); sociales: para denotar las características que se comparten con los componentes del grupo al que se pertenece:(Soy católica, Evangelista, Kandomblé.) o para comprometerse con una comunidad mayor que le hace formar parte de un “nosotros” como comunidad moral, emocional y social y que implica la posibilidad de fines y/o derechos colectivos ( Frigerio 2004). Este último nivel no se pudo constatar de manera explícita en nuestras entrevistas; ninguno de nuestros informantes reconoció acciones que traduzcan la pertenencia activa, militante a una comunidad. Admiten participar de una comunidad imaginada (católicos, evangelistas) pero no sostienen compromisos efectivos de acción y/o participación para el logro de mejoras en el posicionamiento colectivo. Sin embargo, se distingue un nivel de involucramiento implícito que no suelen tener otras prácticas, por ejemplo si consideramos que la difusión de la existencia de un santo, la promoción de los preceptos o doctrina en una charla, la invitación a conocer el museo Candomblé, pueden considerarse modos de participación donde el compromiso afectivo y moral.
Se puede observar que existe un proceso de amplitud y variación en las creencias: en las entrevistas se pudo observar el fenómeno del tránsito entre distintas creencias y filiaciones según las necesidades del momento personal, social, laboral, asimismo un notable
debilitamiento de la unidad y homogeneidad en las identificaciones socio-culturales.
III LAS CREENCIAS COMO PERFORMATIVAS
El viejo paradigma de la conversión pensó en términos de radicalidad la transformación de la identidad, cosa que observamos que a veces se manifiesta y a veces no. Entendió que las transformaciones involucran creencias, valores, comportamientos, lealtades interpersonales, estilos de vida. Se trataría de un proceso completo. También identificó algunas etapas más o menos estables que se presentarían a lo largo del proceso: reconstrucción biográfica, monopolio del esquema interpretativo, monitoreo de todas las esferas de la vida.
Catalina, devota de S. Pantaleón, resalta que no experimentó un cambio radical en su vida de fe, que en todo caso siempre tuvo una existencia inestable, insegura, hasta se podría decir que el antes estaba mejor porque gozaba de juventud, aunque ahora tiene paz, está tranquila.Señala que no es muy devota pero siempre tuvo esa disposición hacia los santos, un poco inculcada por su madre y cree que probablemente le hubiese ido peor si no era respetuosa con esa parte de ella, es decir la creyente. Lo que la ayuda es tener fe y compara su situación con la de su prima.
“Estudió pero es una mujer “sufrida, histérica y aburrida, para qué le sirve si no tiene fe, eso que le da misterio a la vida”
.
Vos no me reconocerías, no soy una carmelita descalza, pero si antes andaba en tacos ahora uso franciscanas...para que me entiendas( Lorena)
Miriam refiere que siempre fue desprendida, incluso para prestar dinero. Está en una situación de stand- by con su marido aunque viven en la misma casa y el cambio que reconoce es que encara los problemas de otro modo: antes sufría por la falta de correspondencia de sus actos por parte de los demás y ahora se asume así y no se hace demasiados problemas.
Estas experiencias no encuentran en las creencias responsabilidad objetiva de las transformaciones experimentadas: tener paz, adecuarse a las frustraciones, puede lograrse sin el auxilio de la fe. Se trata de historias en los que no hay un claro proceso de conversión que impliquen cambios asombrosos en las definiciones de la realidad, tampoco una base conceptual elaborada y una comunidad con la que el individuo pueda interactuar y sostener su nueva identidad.
No se trata de un adepto que cambió totalmente su vida para integrarse a una nueva religión y permanece en ella el resto de su vida; más bien se trata de personas que expresan una fuerte movilidad religiosa, que transforman sus ideas y prácticas relacionadas con lo sagrado en un marco de amplitud, transitoriedad y flexibilidad ( Garma Navarro, C. 1999) . Tampoco tienen el carácter militante de los conversos que reconocen una identidad colectiva además de social y personal. Son personas que buscan formas de espiritualidad movilizadas por situaciones o episodios puntuales y que reavivan estrategias de expresión ya instaurada socialmente.
.Sin embargo no por eso queremos restarse importancia, porque estas modalidades de actuación y pensamiento pueden considerarse desde un contenido emancipatorio en tanto dan cuenta de un proceso de producción y responsabilidad de su propia biografía.
Miriam siempre tuvo fe en los santos. Hoy combina San Expedito con San Cayetano y San Honofre, protector de los enfermos. También probó con ciertos duendes milagrosos promovidos por la televisión y que fueron una estafa comercial” Fui una tonta, pero me sirvió, gracias a ella me di cuenta que debo ser más cuidadosa, todo sirve”.
Asiste semanalmente a un espiritista que la ayuda a tomar decisiones y muchas veces consulta con una tarotista.” Si vos te entregas, crees y colaboras un poco, la ayuda siempre aparece”. En estas actuaciones que conllevan la toma de decisiones, la combinación de promesas, las variaciones de resultados, se promueven formas de reflexividad que sostienen o mejoran- real o simbólicamente - sus posiciones y además, se hacen en un contexto de revisión de prejuicios y discusión de moralidades establecidas.
“Yo creo en Dios y le prendo velas a S. Cayetano y San Honofre que es el santo de los enfermos...porque son mis dos grandes problemas...Bah! como los de tantos no!. A mí me sirve. Cuando tengo que ir a hacer un trámite al Pami por mi vieja también le prendo velas a la Virgen de Luján , porque no te dan bola...no es ir hacer el trámite y listo, ahora tenes que tener algún contacto para que te lo saquen sino te podes morir esperando y yo necesito ayuda de ALGUIEN, y siempre que tuve la mente en él salí...tampoco la pavada...no. ..Yo te digo, el día que me pase algo y tenga que ir a reclamar, no sé a encadenarme al obelisco, yo, mi virgen, santo, todo junto,... porque te dan una mano. (Teresa).
Las operaciones que apuntan a la transformación son de carácter interno y pueden ser de distinto orden, por ejemplo la afirmación de una cosmovisión legitimante de sus actos. Como se puede ver en Lidia. Ella es devota de la Virgen de Luján a la que le está muy agradecida porque sobrevivió a dos (de los seis) hijos que se le murieron jóvenes. Cuenta que tras la muerte del segundo estuvo a punto de “ meter a todos sus santos en una bolsa” y sacarlos del altarcito que tiene en la galería, pero un momento de “ iluminación “ la detuvo cuando pensó que si bien se los habían llevado Dios, no sufrió en su enfermedad más que el último día, y estuvo dos semanas antes de su muerte viviendo con ella “ horas maravillosas, me plantó plantas, me pintó la pieza, salimos juntos y nos divertimos muchísimo, ahora él está en la gloria ”. No le parecía justo abandonar su fe. La virgen en realidad le había ayudado. La ecuación es entonces, el ruego y luego la construcción de la reafirmación total o parcial de la demanda donde sobresale un proceso de reacomodamiento de situaciones y respuestas, regulación de expectativas, manipulación de los imponderables, dirigido a la reafirmación de la fe, a la no contradicción de su presencia y acompañamiento. De lo que hablan estas experiencias es de una fuerte motivación para creer porque la disposición a la legitimación de su existencia, la modestia de expectativas se comprender en el contexto de evitar el sufrimiento de las frustraciones con el agravante de verse forzado a abandonar la creencia.
Recientemente Lidia pudo reafirmar su acertada decisión porque la Virgen le respondió a los ruegos de que no lloviera un sábado porque era el cumpleaños de su nieto (Leonardo, hijo de su otra hija fallecida). La lluvia fue de madrugada permitiendo que todos los amigos de su nieto se fueran cómodamente a sus hogares.
También la experiencia de Myriam habla de una disposición constante a la búsqueda de oportunidades para creer. Las personas se acercan a los santos en busca de protección y ayuda para recibir algo a cambio de sus rezos y sus promesas, para que respalden su acción humana (falible ) con el poder sobrenatural. El cumplimiento de sus demandas puede explicar la popularidad de los santos pero no únicamente. Lo que no significa que siempre recibirán la compensación. Para estos casos existen disculpas y justificaciones que permiten dejar margen para la renovación de la fe en el santo. Se busca lo que se percibe como recompensas, y evita lo que perciben como costos ( Stark y Bainbridge citado por Frigerio, 1999).
Sería egoísta pensar que todo me lo va a cumplir (Miriam)
A mí ya me dio pruebas, si me falla será porque no debe ser (Lorena)
Los tiempos de Dios no son tus tiempos ( le dijo Hernán en una consulta espiritista)
No habré pedido con la fuerza suficiente (Lidia)
Al disponer de diversos códigos se va operando con aquellos que menos decepción generan para explicarse porqué los ruegos no resultaron. Este proceder puede ser entendido como la persistencia de la ignorancia o lo podemos interpretar como parte de la agencia, el protagonismo subjetivo de las personas en la construcción y consecuencia de sus creencias. Es aquí cuando las creencias se vuelven prácticas, dejan de ser una pieza intelectual y pasan a ser una construcción en la acción, donde lo subjetivo y material se interpenetran, para hacernos ver el carácter preformativo de las creencias en tanto creer produce actos de confirmación de la fe, y por lo tanto podemos decir que la eficacia simbólica reside en la coparticipación.
Existe una amplia gama de procedimientos y técnicas que pueden encuadrarse dentro de las prácticas rituales para reafirmar y garantizar la creencia mediante el acto. Así nos encontramos con un universo de instrucciones para prender bien las velas, para limpiar los santos ( porque se cargan) , el conocimiento de los colores apropiados, ornamentos, fantasías y mantos para los altares, los cuidados para su instalación, imágenes; todos elementos que deben manipularse con respecto en el marco de ceremonias, procesiones, ritualizaciones, ruegos, cánticos, procedimientos , repeticiones matinales o nocturnas, que dotan de cierta estructuración cuidada y diferente a la vida cotidiana propia del espacio sagrado, pero también recalcan la participación de los sujetos en la producción de sentidos para constituirse personas creyentes y la reafirmación del orden sagrado al que pertenecen las creencias.
En el testimonio de Lidia se ve cómo al no poder evitarse la muerte de su hijo finalmente termina conforme con que el sufrimiento haya sido exiguo para su hijo antes de fallecer. Miriam, al no responder San Expedito a sus ruegos por la mejora del trabajo, intenta con San Cayetano y al negarse éste también trata con los duendes. Finalmente la consulta a un espiritista le provee de los recursos necesarios para hacer confluir sus demandas con un momento histórico y las estructuras de plausibilidad. Una verdadera construcción: “ Si vos ayudas sale”, dice Miriam.
Otro tema que está dando vueltas en este abordaje de las creencias en santos populares es el de las promesas y las compensaciones. El tema de los compensadores ha sido abordado con cuidado por la sociología de la religión porque, según su dirección, pueden distinguirse prácticas religiosas o mágicas. Aquellos que se dirigen a una recompensa específica, puntual estarían en la base de la oferta mágica, mientras los más generales serían propios de la religión. Desde el punto de vista teórico puede observarse un movimiento de compensadores específicos a generales en el proceso de institucionalización de las prácticas religiosas; a mayor burocratización las compensaciones son más generales.
Finalmente nos interesa desarrollar de manera más extensa lo que afirmamos más arriba acerca de la existencia de una corriente de pensamiento que encuentra en el mercado de creencias ciertas similitudes con el mercado de bienes y servicios.
Una de las características es la actitud demandante de los devotos (“siempre le pido”) que se emparenta con los intercambios mercantiles, de ahí la difusión de términos como mercado religioso, bienes religiosos.
También se observa una suerte de flexibilización de los contactos religiosos, hay constantes mudanzas conceptuales (santos, espíritus, duendes, piedras) .También se desacraliza el vínculo con los mediadores que adquiere un tono familiar y amistoso. Se trata de una relación fresca, no solemne, amigable y afectuosa que podría ser objetada frente al orden sagrado.
Yo había llegado tarde a la iglesia y ya estaba cerrada. Habían pasado 10 minutos y lo
ví al cura yéndose entonces me acerqué a él, y me habrá visto la cara de desesperación
que tenía, que me preguntó qué me pasaba y le explique, entonces me abrió la puerta y
me pidió que no me quedara una hora pero que después cuando me retirara le dijera
al portero que ya me iba. (Miriam)
Teresa habla con el santo en cualquier momento, si pasa por la imagen le tira un piropo o le hace alguna broma. Lo higieniza porque dice que se carga mucho de tanto pedirle y como vio que se había lastimado la rodilla le dijo “ si ya sé que te tengo las bolas llenas.”
Por eso podemos decir que la religiosidad popular ha pasado a ser un conjunto de procesos más o menos complejos, relacionados con formas autónomas de producción de significados religiosos que tienen en cuenta necesidades subjetivas, de comunicación emocional, contacto cara a cara, en contraste con formas frías de funcionamiento de la institución tradicional.( Massolo, 1999, 115)
Por otra parte, la situación de intercambio permanente con el santo da lugar a las semejanzas con las relaciones clientelares que se establecen con los partidos políticos y punteros.(Birman, 1992). Sin embargo aquí hay que distinguir que esta relación posee una carga simbólica positiva que trasciende cualitativamente los dones devueltos en las transacciones de bienes materiales y servicios que se reconoce en la relación política clientelar. En las experiencias consultadas la valoración de lo obtenido depende más de la operación del efecto mágico que de la magnitud objetiva de los mismos.
Resulta interesante esta perspectiva porque la religión no ha escapado, y no tiene porque hacerlo, a la expansión del mercado como semantizador de los sentidos culturales.
También se observa un proceso de autonomía subjetiva cuando el individuo elige los contenidos en función de sus necesidades como en una góndola de supermercado y por lo tanto se trata de una selección no coactiva. Sin embargo ( Carozzi, 1993) no debe darse por supuesta la correlación de los niveles de experiencia reflexiva -subjetiva y estructural porque se evidencian múltiples mediaciones entre ellos. .
Otra cuestión que apareció es la relevancia de lo mágico. La mayoría de nuestros entrevistados esperan resultados mágicos y con esto se está dando legitimidad a motivaciones religiosas que no tienen espacio en el marco de las actividades organizadas por la iglesia institucional. (Forni, 1986). A esta nueva situación las iglesias formales tratan de dar respuesta incorporando de manera creciente elementos mágicos como medio de acercamiento de los diversos credos ya que los males que reclaman ser combatidos no se contraponen con las creencias religiosas.
Carozzi (1993) emplea el concepto efecto mágico para referirse a la coproducción de los resultados entre el proveedor de magia y el receptor. Entre ellos se habilita un proceso de interpretación donde el devoto selecciona, chequea y transforma significados en función de la situación y los objetivos planteados. Los interactuantes comparten una lógica, un repertorio de definiciones, acciones y percepciones que hacen que se produzca una sintonía a partir del esfuerzo que hacen para conjugar significados.
Por ejemplo Miriam con sus rezos, el acto de prender velas, la mentalización y representación de sus ruegos, la emotividad que le imprime, cómo los actúa corporalmente y los encauza en la certeza de que se va cumplir. Los significados atribuidos a los resultados son a partir del conocimiento de sí mismo, de su historia, su temperamento y personalidad. Nadie mejor que uno para reconocer una trayectoria de vida “ a mi siempre me costaron las cosas”, “yo soy como mi viejo ,métele para delante”, “yo soy una mujer que nació con suerte”)e insertar en ella el segmento, el acontecimiento a significar como éxito o fracaso. El francés M.Mauss propuso que en la magia acto y representación son inseparables. La magia es una fuerza al mismo tiempo material y espiritual, ( Peirano, M ,2000 ) objetiva y subjetiva. El acto mágico se produce con una activa intervención del sujeto que lo disfruta, tiene significados evocativos, referenciales, pero también performativos.
La magia se monta en una cosmovisión previa, una perspectiva experiencial que ya aportó entrenamiento para las rutinas, los objetivos, la selección de procedimientos, de discursos y las evaluaciones que proviene de un proceso de socializaciòn familiar, social, escolar, cultural.
Cuando Semán ( 2000) nos dice” ...Advirtamos sobre el hecho de que las situaciones corporales son al mismo tiempo estados de ánimo, relaciones interpersonales y relaciones con el mundo sobrenatural engarzadas en una totalidad en que categorías físicas y morales, cuerpo y alma y formas sobrenaturales forman un continuo “ podemos tener una aproximación de aquello que estamos queriendo describir como perspectiva o cosmovisión donde se conjuga la situación social, la agencia personal con el efecto mágico.
Estas experiencias hablan de la caída de la potencia unificada de la religión y el incremento del pluralismo en las manifestaciones, creencias y prácticas. Hay algo de devociones heredadas y también encuentros casuales producto de una difusión más amplia en el mercado de los bienes religiosos. Asimismo la proliferación de creencias religiosas permite reflotar un sustrato de creencias que son parte de nuestro imaginario popular
Las creencias en santos populares debe verse como una textura, una trama del mundo que se activa en momentos diferentes y en espacios específicos, que lejos de existir como un contenido universal se hace uso situacionalmente, por ejemplo en las discontinuidades temporales, en las rupturas de lo previsible, en las marcas diferenciales del calendario.
Para mí no hay como San Expedito...mirá que yo debería ser devota de la virgen de Luján porque cuando fui a verla, ese domingo, que lloré tanto, dejé de probar una gota de alcohol, porque yo era alcohólica, y sin embargo es San Expedito con el que tengo honda .También le rezo a San Cayetano. (Miriam)
Semán señala que “ cuentan con la ventaja de que las personas son proclives a aceptar diferentes verdades que parecen ensamblarse sin tantas precauciones .El límite que ha sido manifestado con más frecuencia fue el Umbanda y la brujería para quienes se reserva las potencias del mal) encontrando en todas las vertientes religiosas “un núcleo común de verdad” ( Semán 2001) .
En la cosmovisión popular la interrelación entre lo sagrado y profano se convierte en un “un principio constitutivo de lo real” . El milagro como manifestación de lo divino no se vuelve excepcional como para la mentalidad moderna sino una manifestación que está a la orden del día. En este universo los ruegos satisfechos cobran apariencia de milagro.
El día 19 Miriam fue a pedirle a S. Expedito que se presentará de algún modo a su amigo, porque no era justo que sin haberle hecho nada la haya dejado de saludar. Cuando al medio día, apenas llegó de la misa él lo llamó por teléfono, para Miriam esto fue “ un milagro”
Que Juan haya conseguido la plata para el alquiler ( debíamos tres meses) era un milagro
Lorena.
Cuando Bárbara ( la hija de Noemí) no podía adelgazar y se aproximaba la fiesta de 15 años, Noemí fue puntual y recurrente en las visitas a la Virgen Desatanudos. Bárbara adelgazó 22 kilos y pudo lucir el vestido de “15” soñado. “Sólo un milagro lo hizo posible”
Todas estas confesiones niegan la supuesta incompatibilidad entre modernidad y pensamiento religioso porque en los sectores populares, y también en los otros sectores sociales, nunca desapareció el contenido sagrado de la existencia, estuvo y está ahí, aunque algunos autores evalúan la presencia de lo mágico como retorno ( Hervieu- Léger,D.1996).
Ocurre que ciertas condiciones históricas habilitan la frecuencia de su aparición y la continuidad de estas condiciones allana su profusión. Entonces estamos ante la presencia de un sustrato simbólico que permanece, y ante singulares combinaciones histórico-sociales aflora con más énfasis.
Siempre confié en algo. Yo pienso que algo superior existe y que él conoce nuestros dolores y alegrías...lo que yo hago es ponerme en manos de intermediarios que están más cerca de él, nada más. (Miriam devota de San Expedito)
Las enfermedades son un problema creciente en las familias de sectores populares ante el colapso del sistema de salud y esto explica el reclamo de sanación, salvación y cura en los relatos, por ello las distintas estrategias religiosas han incorporado paulatinamente la sanación como parte de su marketing de mantenimiento y ampliación de adeptos.
La mayoría de las personas con las que hemos conversado admiten haber asistido a curanderos y sanadores o espiritistas para resolver problemas de salud o espirituales. En sus relatos se observa la concepción unitaria de lo físico con lo espiritual, ya que la situación biológica –funcional de que se trata, de manera frecuente se conecta con el comportamiento y el ánimo, como así también con la voluntad. Un malestar en el estómago, en los huesos, en la cabeza usualmente proviene de un reconocimiento de que “se está lleno de problemas”, “no se lleva bien con sus hijos”,” tiene una mala relación con su madre”, “o hay distanciamiento con la familia”, “ no alcanza el dinero” , “ se perdió el trabajo”. La dolencia corporal, el sufrimiento moral, la sensibilidad emocional, la vida en el trabajo, los vínculos con la familia, son parte de una totalidad.
El error de separar las prácticas religiosas en un nivel mental y en otro comportamental se disipa aquí donde queda claro que forman parte de una unidad. Incluso Balch R. dice que primero cambia el comportamiento adoptando un nuevo rol sin mucha convicción y luego se desarrolla probablemente una fe que puede llegar a ser ilimitada.
Cuando se atribuye a la envidia, la hechicería, el mal, como razones que explican experiencias traumáticas o de enfermedad se demuestra la contigüidad de lo físico-anímico porque la presencia de estos seres sobrenaturales contribuye a mantener el equilibrio de los dos campos que la racionalidad occidental dividió arbitrariamente.
Cómo se conjugan estos elementos?. Dios, lo sobrenatural lo espiritual las almas, los ángeles, los males, son encuadradas en acontecimientos históricos, probadas en intercambios interpersonales, legitimadas o inhabilitadas en la educación, constatadas en conflictos etc, una verdadera trama que en particulares situaciones histórico-sociales y/o personales se potencian o adormecen; por esto coincidimos con Semán que las practicas religiosas se vuelven comprensibles puestas de manifiesto “ en un conjunto de representaciones que estructuran la percepción de la realidad, que influyen en el procesamiento de las situaciones..”. ( Semán,2000).
IV -COSTURA
Ajustamos el tono y ahora ofrecemos otra definición de creencia que no se distancia de la que empleamos pero tiene un carácter sintético: las creencias son modos de conciencia social que constituyen marcos interpretativos de los procesos sociales (Isla, 1999. 38).
Volvemos a recalcar la necesidad de dirigir la mirada a las condiciones históricas ( movimiento, clase, ideologías, instituciones) en las que emergen estas prácticas y discursos religiosos, sobre todo cuando entendimos que el culto a los santos es una manera de representar nuevas formas de ejercicio de poder y de configurar esperanza en contextos inestables o inseguros,
El debate sobre su potencialidad transformadora no se da por finalizado aún. Hay que agregar que las creencias como un modo de representación popular de la realidad no están fuera de la posición de subalternidad de estos sectores.
Para cerrar los enfoques destacamos dos planteos finalmente:
Las manifestaciones de religiosidad popular según interpretaciones menos esquemáticas tienen que se entendidas como una textura diferente que proporciona una matriz de lectura diferencial de la realidad pero que no se contrapone a la racional sino que convive y se pone en acción en momentos específicos, articulándose en una totalidad donde se relaciona Dios, el santo, el cielo, los seres humanos, los espíritus, la energía ( y hasta la revolución,) para conjugarlos en un cosmos armónico .
Las manifestaciones de religiosidad no están relacionadas a principios sistemáticos, se trata más bien de manifestaciones de sensibilidad emocional de un orden diferente al de la razón y por eso no se pueden reducir a explicaciones.
Nuestras entrevistas dan cuenta que todas las experiencias de fe con las que hemos tenido contacto se manifiestan a partir de un sustrato socio-familiar, de tradición cultural que comparte valores y percepciones del mundo que hace factible el encuentro con fuerzas, poderes, potencias sobrenaturales y que luego adopta direcciones variadas según las circunstancias socio históricas y nos remiten a una voluntad de creer.
Una cosmovisión que arrastra disposiciones que se aprenden en el proceso de socialización, modos de legitimar actos y pareceres, lugares desde donde se constituyen personas, con géneros y aspiraciones particulares, con actuaciones usuales que están disponibles por su situación social, de formación escolar, familiar, vecinal, barrial.
Se trata de prácticas de constitución de personas, sujetos sociales.
Las prácticas y creencias religiosas no son espacios de mediación existentes donde las personas desarrollan sus modos de ser creyentes. Son espacios de producción de una experiencia humana creyente. Porque las creencias mismas producen personas... producen creyentes.
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.